Megajuicio: el alegato de Dante Vega se centró en la galería de horrores de la comisaría 7ma, de Godoy Cruz

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El fiscal Dante Vega frente al tribunal del Megajuicio de Lesa Humanidad. Foto: juiciosmendoza.blogspot.com.ar

Dos precoces torturadores, de 19 y 22 años, estaban entre los que vejaban prisioneros en la Comisaría 7ma, de Godoy Cruz, durante la dictadura en Mendoza:  José Antonio Lorenzo y Antonio Indalesio Garro, según los reiterados testimonios en el Megajuicio de lesa humanidad, aplicaban picana y objetos contundentes en la genitalia de presos políticos que iban a parar a los calabozos de esa dependencia cuando se saturaban los del D2, el principal centro clandestino de detención de la Provincia.

En torno a lo que ocurrió en la 7ma y en la acusación a estos dos ex policías giró el alegato de Dante Vega esta semana por las causas de Francisco Amaya, Pablo Seydell y Luis Moretti. Los tres fueron detenidos el mismo día, casi simultáneamente, y llevados a la séptima.

Esa comisaría, dijo Sánchez Camargo, era el principal lugar alternativo de detención de presos políticos debido a su ubicación y a que tenía calabozos. Funcionó como un auténtico CCD durante la dictadura.

Amaya, Moretti y Seydell fueron detenidos el 15 de octubre de 1976 en la vía pública de la ciudad de Mendoza. Apresaron a los dos primeros a las 9.30 y al último alrededor de las 11, en la terminal, cuando bajaba de un micro. En los tres casos participó personal policial uniformado y de civil y fueron trasladados a la Compañía Motorizada de Vigilancia (CMV). Las horas que permanecieron en ese lugar antes de ir a la comisaría séptima fueron de fuertes torturas, reseña el sitio juiciosmendoza.blogspot.com, que reporta al día las crónicas del proceso a ex jueces, policías y militares por complicidad y ejecución de delitos de lesa humanidad.

"La excusa para justificar la detención de estas tres personas gira alrededor de un hecho delictivo con el que ninguno tuvo que ver. Ese hecho, menciona Vega, es el asalto a la sucursal Carrodilla del Banco Mendoza que ocurrió ese mismo día a las 11 de la mañana. En un expediente se lee que la policía advierte, sin decir cómo ni por qué, que los tres detenidos asaltaron la sucursal bancaria para tener fondos para su célula subversiva.
La versión está plagada de falsedades. En primer lugar, el expediente dice que fueron aprehendidos en las inmediaciones del banco. En segundo lugar, dos de ellos fueron detenidos antes de la hora del asalto. En tercer lugar, apenas fueron detenidos se los interrogó sobre sus actividades políticas", señala el sitio.

Del 16 al 26 de octubre de 1976, Seydell, Moretti y Amaya estuvieron detenidos en la comisaría séptima. En esos días, tanto el brigadier Julio César Santuccione como Pedro Sánchez Camargo visitaron esa dependencia policial.

Los testimonios coinciden en un detalle que sirvió para identificar con precision el catálogo de horrores que se vivió entre sus paredes: tenía ganchos en el patio que utilizaban para colgar a las víctimas.

Los circuitos de tortura constaban de traslado a la sala específica y su vuelta a la celda. Sin embargo, los golpes y malos tratos no se recibían solo en esa habitación de interrogatorios, sino en todo el camino.

Torturadores precoces

José Antonio Lorenzo tenía 19 años cuando ingresó a la comisaría 7ma. en agosto del ‘76 y estuvo hasta abril del ‘78. En su declaración negó tener injerencia en las detenciones pero dijo saber de los golpes y torturas a las víctimas; él solamente llevaba y traía prisioneros según órdenes de superiores.

Antonio Indalesio Garro tenía de 22 años cuando ingresó en esa seccional, en la cual se desempeñó entre 1975 y 1977. Dijo que su función era netamente administrativa, supo de la presencia de esos tres detenidos porque estaba escrito en el libro de novedades, pero nunca tuvo ningún trato con ellos, señaló. Negó conocer las torturas y las detenciones clandestinas.

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Antonio Garro, en videoconferencia desde el penal de Marcos Paz. Foto: juiciosmendoza.blogspot.com.ar

Lorenzo y Garro no compartieron guardias, pero las tres víctimas mencionaron a esos dos policías en su declaración. Estuvieron presentes en toda la detención, como también participaron de los violentos traslados hasta la sala de interrogatorios y su regreso. Ambos se desempeñaban como oficiales subayudantes y dijeron participar del servicio de guardia en turnos rotativos.

Pablo Seydell declaró haber sido insultado por su malformación física en las extremidades. También dijo haber visto a Rubén Bravo, hoy desaparecido. A él y a Moretti le preguntaron por Bravo y su actividad política.

Tanto Amaya como Seydell sufrieron ataque sexuales que el fiscal Dante Vega llamó violación a secas. "El objetivo de esto, expresa Vega, es despojar a las víctimas completamente de su humanidad. Citó antecedentes de la Corte Penal Internacional para demostrar que la penetración sin consentimiento, aunque no sea con el órgano genital masculino sino un palo o la picana son delitos contra la integridad sexual", indicó el portal mencionado.

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