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Micael Favre murió como consecuencia de una afección cardíaca. El joven, de 24 años, cayó tendido sobre el césped del campo de juego en pleno partido de su equipo, San Jorge de Villa Elisa, Entre Ríos. El deceso se produjo luego de que recibiera un golpe al trabar una pelota dividida y, luego un empujón en la protesta.
Los medios directamente acusaron al rival de asesino y encuadraron el caso en la violencia del fútbol, como lo hacen cuando se matan entre barras a tiros y con negocios sucios como determinantes de todas sus acciones.
En ese contexto, intervino el fiscal Juan Sebastián Blanc, quien informó que Favre no murió de un rodillazo sino debido a una afección cardíaca preexistente, según revelaron en el informe de la autopsia.
Los médicos que trabajaron en la autopsia detectaron que un problema cardíaco que arrastraba el futbolista fue el determinante de un paro cardiorespiratorio que le costó la vida. Ni la acción de juego ni la reacción del rival en plena protesta fueron causales de la muerte, según los científicos.