Por Hedelberto López Blanch
Para Rebelión
La República Popular China continúa dando muestras de un acercamiento económico y político cada vez más efectivo hacia los países africanos lo que acelera el nerviosismo de la administración estadounidense de Donald Trump que ve en el gigante asiático un fuerte contrincante para sus intereses geopolíticos en ese continente.
Pekín ha desarrollado en la última década una amplia colaboración con países africanos los que se han beneficiado con la construcción de fábricas, importantes obras de infraestructura y de programas sociales.
Recientemente, ejecutivos financieros de China y África se reunieron en Pekín para estrechar lazos de cooperación con miras a la iniciativa de la Franja y la Ruta promovida por el gigante asiático.
Los cerca de 80 funcionarios africanos que participaron en el encuentro afirmaron que las ocho acciones propuestas por China, trazan caminos específicos para el desarrollo común de las partes, en áreas como la colaboración industrial, la conectividad en infraestructura y la facilitación del comercio.
Pekín ha sido durante 10 años consecutivos el principal financista y mayor socio comercial del continente con una inversión de 410 000 millones de dólares . Además ha lanzado una nueva iniciativa de atención a la salud, intercambio de personas, paz y seguridad.
Pese a las campañas difamatorias dirigidas desde Washington con la anuencia de los medios de comunicación occidentales para tratar de denigrar la profusa ayuda de Pekín hacia África, ésta no se ha visto afectada y continúa extendiéndose.
Es a actividad política fue criticada, entre otros, por el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton, pero inmediatamente fue refutada por el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, al expresar que los valores que promueve China, su forma de operar y su impacto en nuestros países indican todo lo contrario.
El ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi declaró que esa cooperación se desarrolla sin obtener beneficios geopolíticos ni imponer voluntades.
El presidente Xi Jinping se ha reunido en varias ocasiones con los líderes africanos y ha visitado el continente para reforzar las relaciones de cooperación.
Indiscutiblemente que las acciones impulsadas por Pekín hacia esa región siembran la incertidumbre y lanzan mensajes a las potencias y antiguas metrópolis occidentales sobre la forma en que se debe realizar la colaboración con naciones menos desarrolladas.
Como si fuera un corolario, mientras Washington y la Unión Europea muestran desidia para resolver los problemas africanos y solo se interesan porque las compañías transnacionales saqueen sus riquezas, Pekín cimienta las relaciones y ayuda a abrir espacios económicos y sociales para los habitantes de esos países. Esos intercambios, como es lógico, también sirven para que China obtenga materias primas y otros productos existentes en el continente.
En la actualidad, con el proyecto de la llamada Nueva Ruta de la Franja y la Seda, Jinping ha propuesto llevar a cabo un enorme impulso económico en aras de construir carreteras, presas, líneas de ferrocarril, estadios, aeropuertos y viviendas.
En el último Foro de Cooperación China-África (FOCAC), la parte asiática fue mucho más lejos al anunciar la condonación de deuda a los países más pobres y a la par otorgar créditos blandos a otros.
No es de extrañar que muchos líderes de ese continente, como la comisionada de la Unión Africana de Asuntos Políticos, Minata Samate-Cessouma, elogiara el apoyo de China a las causas de África en la arena internacional, principalmente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Samate-Cessouma agregó que las partes han estado involucradas en la cooperación ganar-ganar, y esa asociación se basa en la sinceridad, afinidad, buena fe y buenos resultados.
Mame Baba Cisse, secretario general del Ministerio de Relaciones Exteriores de Senegal dijo que China, además, ha estado contribuyendo a la construcción de la paz y a la seguridad de nuestros países.
Como demuestran los hechos, China se esta uniendo a los países africanos con buenas acciones las que nunca habían recibido de las naciones colonialistas occidentales.