Por Bernardo Coronel
Para IPS
En medio de un duro enfrentamiento entre los dos partidos tradicionales, el liberal, que se hizo del poder en junio del año pasado, luego del golpe que destituyó a Fernando Lugo, y el colorado, las elecciones en Paraguay entran en su recta final. Los dos partidos que se aliaron para quebrantar el orden constitucional, hoy se disputan el control del poder, en unas elecciones consideradas fraudulentas por el luguismo.
En un país que posee los índices de desarrollo humano más bajos de Sudamérica y considerado el más pobre del continente, luego de Haití, las campañas de los dos partidos se centran exclusivamente en agravios personales y mutuas denuncias de corrupción. Los colorados incriminan a los liberales que están vaciando las arcas estatales, una parte destinada al financiamiento de su campaña, y éstos acusan al candidato colorado Horacio Cartes, de narcotraficante, y que de triunfar el Paraguay se convertirá en una narcodemocracia.
Venezuela y el Mercosur
Tras el golpe parlamentario de junio del año pasado, los países miembros del MERCOSUR y UNASUR, sancionaron a Paraguay, suspendiéndolo de sus respectivos senos. La salida de Paraguay permitió el ingreso de Venezuela al MERCOSUR, y la suspensión de Paraguay ha generado una infinidad de problemas políticos y económicos al país, que sigue marginado de los foros internacionales.
Según varios analistas, el golpe de Estado que derrocó a Lugo, fue orquestado desde la propia embajada norteamericana en Asunción, con el objetivo de quebrar el MERCOSUR, hegemonizado por el gigante Brasil, un aliado estratégico de China comunista en Latinoamérica. Unos meses antes del golpe, un representante del cuerpo diplomático, había advertido que el propósito de los yanquis era “aislar al Paraguay de los esfuerzos integracionistas de la región”.
Los candidatos de la derecha
Según las encuestas, las elecciones se resolverán entre el conservador liberal Efraín Alegre, y el ultraderechista Horacio Cartes, sospechado de narcotraficante, y heredero de la dictadura stronista.
Los dos representan a la clase agroexportadora, que en dos décadas desplazó a más de un millón de personas del campo hacía los cinturones de pobreza de las ciudades. Paraguay es el cuarto país mayor exportador de soja, después de Estados Unidos, Brasil y Argentina, y el sexto productor de carne en el mundo, pero casi la mitad de su población (3.000.000) vive en la pobreza, y 1.500.000 millones en la indigencia. Los dos candidatos no variarán en el modelo económico, que seguirá generando enormes ganancias a la elite vinculada a los agronegocios, y continuará produciendo pobreza en la población rural-campesina, en un país que sigue teniendo el 40% de su población viviendo en zonas rurales.
La izquierda paraguaya
Antes del 2008, los partidos de izquierda cumplían un rol testimonial, pero con Lugo, que le dio activa participación en su gobierno (2008-2012) logró fisurar la hegemonía de los dos partidos tradicionales, convirtiéndose en la tercera fuerza, desplazando a partidos menores de derecha. La izquierda, que se presenta divida, postula a Mario Ferreiro, por el Movimiento Avanza País, considerada una izquierda moderada, y a Aníbal Carrillo, del Frente Guasú (FG), que postula al expresidente Fernando Lugo como primer senador. El FG es de ideología más definidamente de izquierda, y de abierta simpatía con el bolivarianismo.
El domingo 21 la mayoría de los paraguayos van a votar entre dos candidatos: uno de la derecha moderada y otro de la ultraderecha. Son candidatos impuestos a la fuerza, pero la izquierda emergerá con más vigor, como continuidad del gobierno de Lugo, y reflejo del proceso de cambio que vive la patria grande en la actualidad.
Tomado de Rebelion.org