Por Raúl Zibecchi
Para La Jornada
En periodos de tormenta sistémica es necesario contar con una estrategia clara y definida. De lo contrario, el naufragio es casi inevitable. Tal vez por eso muchos hemos retornado a los saberes como los que encarna Sun Tzu, militar, estratega y filósofo de la antigua China, que resume sus enseñanzas en el libro El arte de la guerra, que ha inspirado a varias generaciones de revolucionarios.
Retornar a Sun Tzu en estos tiempos es doblemente importante para quienes pretendemos derrotar al capitalismo sin involucrarnos en los horrores de las guerras, que caracterizaron el ascenso de los imperios y del sistema-mundo actual. Y que pueden ser la seña de identidad de su caída.
Uno de sus conceptos más notables dice: un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después.
Desde el punto de vista de las comunidades en movimiento, y de los pueblos originarios mayas y nasa en particular, esto quiere decir, según creo: somos victoriosos porque aquí estamos, hemos sobrevivido a los intentos por desaparecernos como pueblos. ¿No era ése el objetivo de las clases dominantes desde la Conquista? ¿No es ése el objetivo de la guerra contra las drogas y de los emprendimientos como el Tren Maya?
Para los pueblos oprimidos, el concepto de victoria no es de carácter militar, no se relaciona con la muerte, sino con la vida. Seguir siendo pueblos, continuar construyendo mundos nuevos porque, como señala el comunicado Una montaña en alta mar, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), no se trata de retornar a un pasado supuestamente maravilloso, como el imperio azteca, construido a costa de la sangre de sus semejantes.
Seguir siendo es continuar resistiendo, no para volver atrás, sino para construir lo nuevo. Ésa es la victoria de los zapatistas, de los nasa/misak, de los mapuche, de los wampis y de tantos otros pueblos.
Todo hay que decirlo: pensaba que lo que no consiguieron por las malas los Peña Nieto y los Pinochet podrían conseguirlo a través del desarrollo y las políticas sociales los Mujica y los Correa (sumen los nombres que crean convenientes, en cada geografía). Error. Los pueblos están siendo capaces de superar los diversos modos de gestionar el modelo neoliberal extractivo en curso, o cuarta guerra mundial, como la nombra el EZLN.
La notable frase de Sun Tzu cobra mayor relieve cuando comprobamos que algunos pueblos han sido capaces de atravesar, pese al dolor y la sangre, tanto las administraciones conservadoras como progresistas del modelo. Lo que nos indica que las batallas que entablan ahora son los frutos de su victoria estratégica.
Sobre la relación entre estrategia y táctica, a Sun Tzu se le atribuye una frase, que según especialistas no se halla en su libro, que reza: la estrategia sin táctica es el camino más lento hacia la victoria. La táctica sin estrategia es el ruido antes de la derrota.
A mi modo de ver, las grandes obras de infraestructura, como la brutal represa Belo Monte, en Brasil, que destruye las fuentes de vida de pueblos enteros; la mega minería en todo el continente; el mismo Tren Maya o el Corredor Transístmico, por poner un puñado de ejemplos, son apenas fuegos de artificio para encubrir el vacío estratégico de un modelo que no tiene para ofrecer a los pueblos más que muerte y destrucción.
Los pueblos en movimiento que no se han dejado cooptar ni por unos ni por otros, que mantienen su autonomía (lo que no quiere decir que nunca se equivoquen), que no se pliegan ni ante el imperio malo ni ante el bueno, ni ante ningún gobierno, son los que están en condiciones de seguir su andadura de largo aliento.
Son los que pueden embarcarse en proyectos de nuevo tipo, audaces y hasta peligrosos, porque ya ganaron al seguir existiendo. Lo que no quiere decir que no puedan atacarlos y hasta promover genocidios. De eso nos llegan noticias todos los días desde el Cauca colombiano, de Wallmapu, de Chiapas y de todas la geografías que resisten.
En medio de esta tremenda tormenta, las estrategias de las izquierdas y de los viejos movimientos han mostrado sus limitaciones y estrecheces. Concentrarse en la toma o en la ocupación del Estado es, como hace décadas señaló Immanuel Wallerstein, el camino del fracaso porque relegitima el orden que se pretende combatir.
Necesitamos estrategias que no sean copias invertidas de las agendas y los modos de arriba, ya sean de derecha o izquierda. Resistir sin reproducir la misma cultura política. Cuando el Consejo Regional Indígena del Cauca proclama cuenten con nosotros para la paz, nunca para la guerra, apunta hacia una política de nuevo tipo. Resisten construyendo otros mundos.
Cuando el EZLN construye salud, educación, justicia y poder autónomos, está enseñando el camino de vida que recorren los pueblos de raíz maya y las bases de apoyo, que poco a poco empiezan a transitar muchos otros, en todos los continentes, en particular en América Latina.