Por Gabriela Valdés
@gabivaldes
Nada de velitas, velones, tortas y tortones. La Escuela Provincial de Bellas Artes celebrará sus 80 años con un enorme mural en el que sus mejores artistas egresados pincelan todos los días mientras circula el mate en pos de una obra colectiva que resuma, faena compleja, su historia.
Un fonazo fue suficiente para que dieran el sí treinta ahora consagrados pintores, escultores, caricaturistas e inclasificables artistas que una vez fueron blancas palomitas en el patio de la escuela, ubicada en Patricias Mendocinas y Pedro Molina, de Ciudad. El bello caos que se gesta se despliega en un territorio dividido y organizado en cuadraditos con nombre y apellido:
Fausto Caner, Osvaldo Chiavazza, Raúl Castromán, Federico Arcidiácono, Daniel Ciancio, De Lucía, Pascual Marquet, Antonio Sarelli, José Bermúdez, Ángel Gil, José Scacco, Laura Rudman, López, Luis Scaiola, Carlos Ojam, Severino, Adelina Tarditi, Barroso, Lea Pintos, Miguel Soria, Joaquín, Spalutto, Marcelo Marchese, Ninina Atencio, Ale Ceverino, Iglesia, Cristina Alesso, Ricardo Cubisino, José Martí y Callejón. Así, como muchas veces se nombran entre sí los alumnos de la primaria y la secundaria, por el apellido, los ubicaron a todos en el tablero en blanco.
"44x33", le dijeron a cada uno. Es el espacio asignado en el mural, que quedará expuesto en la escuela pero también será mostrado a todos los mendocinos en una exposición en el Le Parc el 17 de mayo en la Sala Violeta, desde las 19.
Entre mate y pomos de óleo, documentalistas amateurs registran en fotos y video lo que ocurre en ese atelier donde a más de uno se le pianta un lagrimón.
Todo ante la vista de los alumnos que no paran de preguntar sobre técnicas y musas a los entrenados artistas.
Uno de los participantes, Marcelo Marchese, adelantó algunas de las piezas que se verán en el mural: "Ángel Gil se mandó un paisaje nocturno, Carlos Ojam da cátedra sobre la profundidad en óleo, Chiavazza descolló y yo soy la oveja negra del grupo: mando dibujos y caricaturas... ah, y encima ligué un castigo a la dirección por un codazo involuntario".
Varios años después del guardapolvo y la merienda, con algunos de ellos que ya peinan canas hace rato, se los puede ver hasta el 10 de mayo, a veces en la mañana, a veces con la caída del sol, despuntando en vivo el vicio de los pinceles sobre el blanco.