La producción petrolera nacional de noviembre fue la más alta en un mes desde octubre de 2012 gracias a un exorbitante incremento de la extracción en Vaca Muerta. La producción total llegó a esa marca con un crecimiento interanual del 15% apalancado por un aumento del 64% en la formación no convencional neuquina.
La pandemia aceleró la dependencia de Vaca Muerta que tiene la matriz energética. Desde el inicio de la producción a gran escala en la formación de la Norpatagonia, se suponía un protagonismo ascendente como fuente de nuestra energía. Los efectos de la pandemia sobre las economías del mundo apuraron la tendencia.
El petróleo extraído de la roca mediante el fracking representó en noviembre el 37% de la producción total del país, que superó por seis por ciento a la de febrero de 2020, el último mes sin efectos de la pandemia, un incremento menor comparado con el 62% de los yacimientos de no convencionales.
El efecto de la cuarentena
El boom de la producción en Vaca Muerta se empezó a gestar con la flexibilización de la cuarentena, en el segundo semestre del año pasado. La actividad despegó en sintonía con la recuperación del mercado global después de tocar fondo por el impacto de las restricciones por la pandemia.
Contra lo que especularon algunos analistas, el petróleo concentró mayor interés que el gas entre las operadoras en Vaca Muerta, aún con el Plan Gas.Ar del gobierno nacional que estableció precios subsidiados al alza para la producción incremental del fluido.
La inédita depreciación del petróleo por el parate de la economía global para enfrentar el avance del COVID fue fugaz. El valor del oro negro volvió a crecer rápidamente hasta niveles superiores a los de ante de la pandemia.
Las compañías que operan los yacimientos argentinos que pusieron plata para aumentar su producción en plena pandemia ganaron. La reactivación de la demanda global fue muy anterior a la del país, con lo cual las petroleras pudieron exportar a precios internacionales, por encima de la cotización del mercado interno.
Quién es quién
Vaca Muerta captó inversiones por 21.500 millones de dólares desde 2010. Más del 30 por ciento se concentraron en Loma Campana, la nave insignia de la formación cuya explotación pertenece en partes iguales a la argentina YPF y la estadounidense Chevron. Las operaciones en este yacimiento están a cargo de la petrolera que controla el gobierno argentino.
La consultora G&G Energy Consultants recopiló la información existente sobre las inversiones en la formación shale más prometedora fuera de América del Norte. Queda claro que Vaca Muerta no hubiese pasado de los libros a la práctica sin la reestatización del control de YPF acompañada por la decisión de invertir todo lo que estuviese al alcance en el desarrollo de la industria no convencional.