Por Leandro Albani
Desde España, para La tinta
Andoni García, integrante de Vía Campesina Europa, habló con La tinta sobre la actual crisis alimentaria mundial y la importancia del pequeño y mediano campesinado a la hora de producir de forma sostenible y ecológica.
El 3 de junio pasado Vía Campesina publicó el documento ¡Alto a la crisis alimentaria! ¡Soberanía alimentaria, ya!, en el que presenta un extenso análisis de la situación mundial vinculada a la producción agrícola y ganadera, hace una crítica directa a la especulación con los alimentos, responsabiliza a la Organización Mundial del Comercio (OMC) por ser un espacio que defiende a las multinacionales y grandes empresas, y alerta sobre la mercantilización de los recursos naturales.
Para Vía Campesina, la ecuación es sencilla: la actual crisis es estructural porque “es el resultado del modo de organización del sistema y no es posible superarla sin confrontar las bases del propio capitalismo”.
En un mundo que sufre varias guerras, desde Yemen a Palestina, pasando por Siria y Libia hasta llegar a Ucrania, la crisis alimentaria se agrava día a día. Al referirse a esta situación, Vía Campesina afirmó que la actual “crisis no está ligada a la escasez de alimentos a nivel mundial, sino a la especulación de los precios”. Al respecto, agregó: “Lo que experimentamos es una crisis del sistema alimentario capitalista globalizado e industrializado, mientras que los sistemas alimentarios campesinos locales están mostrando su resiliencia”.
Guerras y mercados de futuros
Andoni García, miembro del Comité Coordinador de La Vía Campesina Europa, analizó en profundidad estos temas con La tinta y remarcó los peligros que existen alrededor de la alimentación mundial, no solo por las consecuencias de las guerras –en especial, la de Ucrania-, sino por la voracidad con la que avanza la especulación generada por los llamados “mercados futuros”.
Los mercados de futuros, también conocidos como “forwards” (del inglés “hacia adelante”), conforman el espacio financiero transnacional donde se negocian contratos de compraventa de un producto a largo plazo, pactando un precio para una cantidad determinada a recibir en una fecha específica.
“La guerra en Ucrania está acentuando el incremento de costos de la producción y de la alimentación. Es una tendencia que se dio durante todo el año pasado”, señaló el también integrante de ENHE Bizakai y de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). “Además, hay un problema de especulación grandísimo con los alimentos –destacó-. Pudimos analizar que, desde el 2018 a la actualidad, en los mercados de futuros en París, el trigo pasó de un 23 por ciento de operaciones de especulación financiera de compra a un 72 por ciento”.
“Alguien está aprovechando la guerra y toda la alarma que se ha generado. Más allá de los datos reales de abastecimiento, esto se aprovecha para la especulación y sus beneficios”, advirtió García.
El miembro de Vía Campesina Europa explicó que “la guerra en Ucrania y la situación con Rusia generan una grave preocupación, sobre todo, en las regiones más cercanas, como es el norte de África, donde hay problemas de abastecimiento de alimentos. Otros cambios son los precios de la alimentación a partir del aumento de los precios de los carburantes, de las energías, de los fertilizantes y de la alimentación animal. Todo ello también está imprimiendo un cambio. Pero si hablamos de riesgos alimentarios, la preocupación, sobre todo, es en el norte de África. Y en varias partes del mundo podría haber una repercusión seria”.
Especulación y acumulación
En el mundo, los alimentos sobran. Pero el actual sistema, que profundizó sus ansias de ganancias y rentabilidad en el transcurso de la pandemia por el COVID-19, argumenta lo contrario. En el documento de Vía Campesina, se indicó que “todavía hoy, más del 85 por ciento de la producción agrícola no se comercializa internacionalmente”, por lo cual “la crisis no está ligada a la escasez de alimentos a nivel mundial, sino a la especulación de los precios”.
“Este año, hay reservas de alimentos para que no se acentúen los problemas, pero la especulación está ahí y es muy clara –resumió García-. Además, se dan por buenos los mercados de futuros, pero estamos hablando de especulación financiera en base a un tema como la alimentación, que es un derecho humano”.
Al referirse al panorama en la Unión Europea (UE), puntualizó que “los respectivos gobiernos se han quedado sin instrumentos para poder actuar, más allá de que dan como normal el tema de los mercados de futuros. Se ha ido perdiendo capacidad política y soberanía alimentaria, y se depositó en las empresas el poder de los mercados. Al final, los mercados son la especulación y no entienden de derechos, sino de beneficios”.
El sistema Uber
En 2019, la COAG presentó el informe La uberización del campo español. Estudio sobre la evolución del modelo social y profesional de agricultura, en el cual detalla, ni más ni menos, la precarización a la que son arrastrados los pequeños y medianos agricultores y agricultoras.
García apuntó que, en la investigación, pudieron comprobar “que casi el 50 por ciento del valor de la producción agrícola ya está en manos de entre cinco y siete grandes empresas”, debido a que “todo el valor de la producción se está concentrando en un modelo agrícola donde grandes empresas ocupan la producción agraria, las tierras, etc. Entonces, se están destruyendo pequeños y medianos agricultores con distintos modelos, desde el más agroecológico hasta el más convencional”.
Las responsables de esta destrucción, según el integrante de Vía Campesina, son las “grandes empresas y financieras, que entran con fondos de inversión o procesos que ya llevan varios años, como es la ‘integración’, que significa que el ganadero -esto se dio en España en la ganadería- pasa a ser empleado de una cadena, con un salario teórico, donde prácticamente el poder sobre la producción, los animales y sobre los mercados lo tienen grandes empresas”.
“A esto lo llamamos uberización y lo vemos en el campo –manifestó García-. Es una evolución muy seria, porque en el Estado español se habla continuamente del problema de despoblamiento. Y ahora vemos cómo se vacían los pueblos porque, entre otras muchas cosas, durante años, no se apoyó a los pequeños y medianos agricultores y ganaderos, que son los que fijan la población”.
Con preocupación, García subrayó que “se ha apostado por otros modelos y esta es la consecuencia: la uberización, que, al mismo tiempo, trae despoblamiento y otros modelos de producción a gran escala”.
La Unión Europea y los TLC
La reforma agraria integral es, tal vez, la bandera más importante que levanta Vía Campesina desde su conformación en 1993. Otra de sus luchas históricas es contra la OMC, una institución que tiene a la mercantilización y a la explotación de trabajadores y trabajadoras como principales objetivos. Por eso, desde Vía Campesina, pugnan para que la agricultura y la alimentación no estén dentro del marco de la OMC y de los Tratados de Libre Comercio (TLC).
Para García, tanto la OMC como los TLC, “son elementos de desregularización de los alimentos, que llevan a la agricultura y a la propia alimentación a la especulación financiera o de los operadores más fuertes”.
Por estas razones, desde Vía Campesina, se demanda a los gobiernos que intervengan en los mercados, ya que la OMC y los TLC, como también la globalización impulsada en los años neoliberales, “eliminan instrumentos necesarios para actuar en una crisis como en la que estamos”.
“Sin embargo, vemos a la Unión Europea desbocada en seguir y seguir cerrando acuerdos de libre comercio –advirtió García-. Incluso, en una situación de crisis como la de ahora, se atreve a presionar a muchos países para que no decidan tener reservas alimentarias y garantizar la alimentación de sus poblaciones”.
Modelos insostenibles
Los agrotóxicos no tienen fronteras. En Europa, en América o en Asia, la utilización de este tipo de veneno legalizado es moneda corriente. La salud de la población, para quienes producen los agrotóxicos, importa muy poco. “El modelo agrícola que se impuso a lo largo de los años es de utilización de pesticidas y fertilizantes, y es un modelo convencional a gran escala –estimó García-. Durante muchos años, en Europa, toda la política agraria ha ido apretando al agricultor, llevándolo a modelos insostenibles. Al final, esa política agraria es la que aprieta porque los precios no son suficientes, porque inculcaron que la productividad tiene que ser el máximo objetivo y, para esto, se justifica el uso de pesticidas, de fertilizantes, de transgénicos, es todo un mismo paquete”.
El miembro de Vía Campesina Europa también se refirió al cambio climático y a las propuestas de la UE para combatirlo, como el Pacto Verde y la estrategia De la granja a la mesa. “Hay un planteamiento de reducción de un 50 por ciento de pesticidas, un 25 por ciento de los fertilizantes o caminar hacia el 2030 con el objetivo de que haya un 25 por ciento de superficie en Europa de producción ecológica –detalló García-. Los objetivos que se plantean en el Pacto Verde y en De La granja a la mesa los compartimos, pero vemos contradicciones y falta de instrumentos”.
Al ahondar en el tema, indicó que “si no hay unos precios que respondan a una producción en clave de mayor sostenibilidad o apoyo a modelos agroecológicos, ¿qué va a ocurrir? Porque la alternativa que la propia UE está dando en una parte es más tecnificación, digitalización, pero que no van a estar al alcance de los pequeños y medianos agricultores, con lo cual están planteando una dualidad en los modelos agrícolas que ha fracasado. Es imposible convivir en esa dualidad, porque la competencia que se genera entre modelos hace que, para un pequeño o mediano agricultor, sea muy difícil soportar. La Unión Europea no termina de aclarar hacia dónde quiere llevar a los agricultores, sobre todo, a los pequeños y medianos, porque ellos son la base del mantenimiento de los pueblos”.
La fuerza del campesinado
“Rechazamos profundamente el papel que tiene la Unión Europea en este escenario mundial –expresó García-, donde realmente hay que respetar y construir la soberanía alimentaria”. Para el miembro de Vía Campesina Europa, lisa y llanamente, “toda la agricultura campesina se está destruyendo”. Según García, la UE, “por un lado, sigue incentivando acuerdos de libre comercio”, lo que genera muchas contradicciones en las políticas oficiales. Para detener esto, “que se intervenga sobre los mercados, que se elimine la especulación, que se recupere la soberanía alimentaria, que haya más capacidad política para decidir sobre la agricultura y la alimentación”, resumió.
Los actuales problemas con la crisis de alimentación o el cambio climático, “hay que afrontarlos de una manera global e integral”, pero “somos conscientes de que hay muchas fuerzas en Europa que buscan el status quo con locura y así seguir ganando dinero. Y parte de quienes quieren ese dinero son los que especulan en los mercados de futuro”, alertó García.
Como último ejemplo de las desigualdades a nivel mundial, el miembro de Vía Campesina Europa contó que, en Ucrania, hay más de cuatro millones de pequeños agricultores y agricultoras que, en plena guerra, son los que alimentan a la población, ya que las grandes empresas productoras de granos y exportadoras se fueron del país. En Ucrania, remarcó García, “se ve que quien está alimentando al país son los pequeños agricultores, que antes pasaban desapercibidos, cuando, en realidad, son los principales productores para paliar las necesidades humanas”.