Los trabajadores de la salud, tanto los agrupados en el gremio de profesionales (AMPROS) como los autoconvocados y los nucleados en SITEA, se hicieron sentir este martes en el primer día de huelga masiva de estatales en protesta por los salarios de pobreza.
La situación en hospitales y centros de salud es crítica tanto por el magro acuerdo del 40% en siete cuotas que licuó la inflación poco después del cierre de paritarias como por la precarización a la que son sometidos incluso desde antes de la pandemia miles de trabajadores del sector.
En el sector de la salud, según AMPROS, la huelga tuvo un acatamiento de entre el 70 y 80%. Para el Ejecutivo -que buscó deslegitimar el paro- fue de poco más de 30%.
“Este Gobierno ha dejado caer y destruir nuestro salario y como consecuencia de haber perdido nuestro poder adquisitivo desde 2020 en adelante, han ajustado y han tenido superávit a costa del salario de los trabajadores. Basta de maltrato, de hacer que el recurso humano crítico que se forma en la universidad pública, se pierda y se vayan a otras provincias o países. Hay que fortalecer a nuestros residentes. No queremos despedir a nuestros hijos, a nuestros jóvenes profesionales", señaló Claudia Iturbe, de AMPROS, uno de los gremios de tendencia dialoguista con la gestión radical.
"Le volvemos a decir al gobierno: Aumento salarial ya! No a bonos en negros ni sumas fijas!", señaló a su turno SITEA, que a diferencia de ATE -que pide 40.000 pesos de recomposición- se niega a que los aumentos sean fijo y pide indexación por inflación, algo que el Gobierno de Suarez se resiste a otorgar.
Los autoconvocados de la salud y SITEA se unieron a la marcha principal en la avenida San Martín y desde allí siguieron marchando en conjunto, pese a que las reivindicaciones son distintas y también la postura que mantienen frente a Suarez. Los une la precarización y los salarios de pobreza a los que son sometidos por el Ejecutivo provincial.
