Lourdes Arrieta reveló que la visita a los genocidas en Ezeiza fue institucional, con el aval de todo el bloque de La Libertad Avanza y la aprobación de Martín Menem y de Gabriel Bornoroni, presidente de la Cámara baja y del bloque libertario respectivamente.La diputada dijo además que hubo más visitas a los asesinos.
Remarcó la diputada las irregularidades que rodearon la visita, como permitirles entrar con sus teléfonos y no los revisaron. "Nos dieron café y sánguches, nos recibieron como una comitiva oficial", detalló.
"Me decían que no hablara, o que hablara en off. La presión venía de afuera del grupo de los diputados, que también querían hablar. Cuando me vi involucrada decidí hablar. Las presiones eran que desde el Ejecutivo o desde la Rosada pedían que me callara", marcó Arrieta en C5N.
Dijo estar "arrepentida de confiar en muchos de mis colegas" en referencia a Beltrand Benedit y Bornoroni, que organizaron el encuentro.
"Me echaron la culpa a mí y a Rocío Bonacci, me he sentido presionada para no hablar. La verdad es que me esforcé por llegar a este lugar, vengo de abajo y era necesario dar explicaciones", agregó la legisladora mendocina.
En C5N Arrieta volvió sobre sus pasos y dijo que sí conocía a Alfredo Astiz, pero que no lo reconoció porque su cara estaba cambiada.