Por Gabriela Valdés
@gabivaldes
El 15 de julio de 2010 banderas multicolores flamearon en el Congreso Nacional con la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario. Pero para que muchos nenes con nenes y nenas con nenas pisaran pétalos de rosas camino al altar, otros tuvieron que cortar primero las espinas. Mendoza pasó, en ese tramo, de ser una provincia que se negaba a incorporar a la Vendimia Gay en el calendario oficial, a promocionarla con funcionarios de traje y corbata en Buenos Aires, y en el caso de las bodas igualitarias, del voto negativo de Adolfo Bermejo -un cisma dentro del PJ, ya que el maipucino se enfrentó fuerte con el propio Néstor Kirchner, que impulsaba la norma- a ser una de las jurisdicciones que hace punta casando, inclusive, chilenos y chilenas que cruzan la cordillera para legalizar su amor.
La ley de matrimonio igualitario cumple tres años este lunes y según datos de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) se han celebrado ya 3.733 bodas entre personas de un mismo sexo en Capital y Buenos Aires, y unas 7.000 a nivel nacional.
La Jefatura de Gabinete bonaerense precisó que ya hubo 2.043 matrimonios igualitarios y que Mar del Plata y La Plata son los distritos que encabezan las estadísticas.
En Mendoza las últimas estadísticas indican que son cerca de 100 las parejas del mismo sexo que contrajeron matrimonio desde la sanción de la ley luego de la bizarra carrera de Giorgio y Jaime, los primeros en obtener la papeleta, que intentaron ser los que inauguraran las uniones en Argentinas pero no pudieron por la sagaz firma de otra pareja en Buenos Aires. Desde ese momento hubo títulos para todos los gustos: "La primera boda gay tras las rejas", "Primer casamiento igualitario entre funcionarios", "Primera boda gay en patineta", y un larguísimo etc que con el paso del tiempo dejó de ser novedad.
Después de ese paso decisivo en el Congreso Nacional, hubo otras conquistas de derechos civiles: los travestis y personas transgéneros pudieron obtener su documentación acorde a sus sentimientos de género y no a su genitalia. La primera en obtener su DNI con su identidad como Ana Laura Nicoletti fue la vedette dueña de Queen, la famosa Turca. El momento fue promocionado por el mismísimo ministro de Gobierno, Félix González.
Mendoza pasó de la vergüenza de pronunciar la palabra "homosexual" en una conferencia de prensa -pasaba en los años en que los gays intentaban desfilar entre los carros vendimiales y los funcionarios eran consultados al respecto- a la propaganda oficial de gobierno.
Y de allí al negocio, casi sin escalas: todos los agentes turísticos del mundo coinciden en que hay un rubro específico de consumidores gays que suelen desembolsar grandes sumas en diversión y paseos. Hacia ese mercado apuntaron las parabólicas de empresarios y funcionarios: la Vendimia gay pasó de reductos que cobijaban a los que se sentían diferentes por su elección sexual a las alfombras lujosas de sitios como el Arena Maipú y el Auditorio Ángel Bustelo. La expansión de la fiesta vino acompañada de la proyección nacional publicitaria, aunque también de un encarecimiento notable en las entradas.
La Provincia, en esa línea, salió además a venderse oficialmente como "destino gayfriendly" con videos institucionales y hasta tours de "periodistas especializados" en el segmento pagados por el Gobierno Provincial.
Hasta la niña bonita del Ejecutivo, el Centro Cultural Le Parc, se vistió de gala: en ese sitio de jueves a domingo se recordó la ley y hubo talleres, cine y debates dedicados a reconocer los derechos civiles de los homosexuales, travestis y transgénero.
Tal el cambio de época transitado en sólo tres años.
Así se vende Mendoza. El mismo territorio del Espíritu Grande que despliega la Fiesta de la Vendimia con virginales muchachas en busca de un trono alberga también en su eslogan al Espíritu Diverso, en un spot oficial pensado bajo el marketing de la apertura mental:
Reconocimiento y respeto a la diversidad
"Las estadísticas son una referencia" para saber que esta ley "es una necesidad para toda nuestra comunidad en todo el país, pero lo fundamental es que desde hace tres años tenemos este derecho, que el Estado reconoce a nuestras familias y que la democracia de nuestro país respeta la diversidad, como debería ser en todas partes del mundo", aseguró César Cigliutti, presidente de la CHA.
Cigliutti señaló que el camino hacia el matrimonio igualitario se inició hace 10 años, cuando la legislatura porteña aprobó en 2002 el proyecto de Unión Civil, convirtiéndose en la primera jurisdicción de América Latina en legalizar este tipo de vínculo.
El titular de FALGBT, Esteban Paulón, afirmó que la sanción de la norma fue "el momento más importante" en la historia de ese colectivo en Argentina "porque por primera vez el Estado reconocía a la diversidad sexual explícitamente".
"Y esto se dio con la particularidad de que, en vez de avanzar en derechos parciales, la primera vez que se debatió una ley en el Congreso fue directamente la del matrimonio igualitario; lo que equivale a decir que fuimos de 0 a 100 en nada de tiempo”, dijo.
Martín Canevaro de 100% Diversidad afirmó que ésto contribuye a que los argentinos como sociedad "vivamos con más libertad".
"Es una ley que ha contribuido no sólo a que miles de personas tengan más derechos sino que cumple también una función educativa, en tanto reafirma la no discriminación y permite que miles de jóvenes y adolescentes ya no tengan miedo de ser lo que sientan ser, porque eso ya no implica menos derechos", remarcó.
Referentes de varias entidades coincidieron en que la ley de matrimonio igualitario abrió la puerta a la sanción de muchas otras leyes de reafirmación de los derechos del colectivo LGBT, como las de identidad de género y de fertilización asistida inclusiva.
"Hoy por hoy la diversidad sexual se ha constituido en un actor social relevante que hace que se debatan temas que ahora están en la agenda política, no sólo en la social", apuntó Canevaro.
Para Alex Freyre, integrante de la primera pareja que se casó antes de la sanción de la ley por la vía judicial, Argentina "ha transformado la realidad política y cultural de la región", por los efectos que la sanción tiene en países vecinos como Uruguay, que aprobó una ley similar en abril, y Brasil, que lo legalizó vía judicial en mayo.
La sanción de una ley única en el continente
El 15 de julio de 2010 Argentina se convirtió en el décimo país del mundo en legislar sobre matrimonio igualitario, cuando el Senado sancionó la ley 26.618 que reformó el Código Penal para permitir el casamiento a todas las parejas, más allá del sexo, orientación sexual, identidad o expresión de género de sus integrantes, otorgando a todos los mismos derechos y obligaciones.
La ley argentina tiene además la particularidad de ser la única en el mundo que es aplicable también a todos los extranjeros no residentes.
"Aunque nuestra unión no fuera reconocida por las leyes uruguayas, para nosotros fue muy importante que el estado argentino nos reconociera como familia, por eso la verdadera `madrina` de nuestro casamiento fue la ley argentina", dijo Omar Salsamendi a Télam.
Salsamendi y su marido, Federico Macerattini, fueron la primera pareja de uruguayos del mismo sexo en casarse fuera de su país, en noviembre de 2012. Cinco meses después Uruguay adoptaba también el matrimonio igualitario, que entrará en vigencia el 2 de agosto.
La FLGBT celebrará mañana el tercer aniversario de la ley con un encuentro a las 18 en la Legislatura porteña, donde recordarán los momentos más significativos del debate y entregarán distinciones a quienes la hicieron posible.
Actualmente el matrimonio igualitario es ley en 15 países, cuatro de los cuales son americanos: Canadá (2005), Argentina (2010), Uruguay (2013) y Brasil (2013).
*Datos estadísticos y testimonios de Buenos Aires tomados de Télam