El gobernador se puso al frente de la campaña electoral del PJ sin quejas de los candidatos oficialistas para las PASO, contrariando las especulaciones sobre una pelea por el cartel entre el mandatario y los postulantes.
Por Javier Polvani
@javierpolvani
Esta es una nota del estilo sarasa (género que comúnmente es disfrazado de opinión en los medios cuando no de crónica o reportaje). El que avisa no es traidor.
Paco Pérez se puso al frente de la campaña electoral del PJ sin quejas de los candidatos oficialistas para las PASO, contrariando las especulaciones sobre una pelea por el cartel entre el gobernador y los postulantes. Fallar en el intento por imponer a su publicista, Mario Riorda, como jefe de marketing de la campaña no le costó la entrega del protagonismo principal en la arena proselitista.
Alejandro Abraham y Omar Félix, los dos primeros de la lista, prefirieron que el marketing de la campaña lo gerencie un publicista distinto al que moldea la imagen del gobernador desde que era candidato y diseña la comunicación de la gestión desde el día después de las elecciones que consagraron a Pérez. Los candidatos dejaron trascender que no compartían la idea de Riorda de centrar la campaña en la imagen de Pérez y la gestión con acciones coordinadas con la Casa Rosada para identificar la lista del Frente para la Victoria con la presidenta Cristina Fernández.
Pero después de una semana de declaraciones y aclaraciones capaces de confundir, el gobernador se vistió de Paco y se puso la campaña al hombro con los candidato adentro. El episodio Riorda generó una mayor exposición para los candidatos, principalmente para Abraham, quien apareció, junto a su socio político Carlos Ciurca, como determinante de la ruptura con el consultor del gobierno.
Pero rápidamente Pérez salió a jugar fuerte en todos los frentes de la campaña y eclipsó a los candidatos. Desde que asumió el rol principal del oficialismo en la pelea con el radical Julio Cobos polarizó el escenario proselitista. Y a la par, arrió a los candidatos a la agenda de inauguraciones y recorridas del gobierno.
A tres semanas de las PASO, el gobernador instaló que el 11 de agosto se vota a favor o en contra del gobierno. Si gana se asegurará el control de la gobernabilidad sin sobresaltos hasta el final del mandato. Si pierde, descenderá al infierno.
