Ese es el principal objetivo del periplo trasnacional del mandatario en plena campaña electoral. Estará en Brasil al mismo tiempo que el papa, pero no se informó de algún encuentro o visita al Sumo Pontífice.
El gobernador Francisco Pérez viaja a Brasil este miércoles con el objetivo de acelerar el financiamiento comprometido por el Banco Nacional de Desarrollo de ese país (BNDES) para la construcción de la represa Los Blancos, en la cuenca del Río Tunuyán, donde limitan San Carlos y el departamento homónimo del cauce. La ejecución de la obra fue concesionada a la UTE conformada entre la mendocina Cartellone y la brasileña OAS, que debe reunir el financiamiento para el 35% del costo total, ya que el resto correrá por cuenta del Estado Nacional.
El banco estatal de Brasil que se dedica a financiar proyectos de infraestructura donde participan empresas del gigante latinoamericano en la ejecución de la obra están comprometido a aportar los fondos correspondientes al 35% del costo del dique Los Blancos, tasado de antemano en más de 1.200 millones de dólares, de los cuales la parte principal saldrá de las arcas de la Nación.
Pérez emprenderá el viaje a Brasil con metas mucho menos espirituales que las de miles de argentinos que llegaron al vecino país con la sola intención de refrescarse espiritualmente estando cerca del obispo de Roma, Jorge Bergoglio, en su primer viaje internacional como Sumo Pontífice. Al mendocino esta vez lo conduce al exterior la necesidad de plata para darle vuelo a su gestión, desteñida en materia de inversiones por el fracaso de la explotación del yacimiento minero Potasio Río Colorado, de Malargüe, en manos de una empresa brasileña: Vale Do Río Doce, que abortó un plan de inversiones por más de 6.000 millones de dólares en el país.
Además de la plata para Los Blancos, que es prioridad uno en la agenda brasileña del gobernador, Pérez tanteará el terreno para la posibilidad de financiamiento de parte del BNDES para otras obras en Mendoza, como el dique Portezuelo del Viento y el Tren Trasandino, un emprendimiento que es mirado con aprecio por el gobierno brasileño desde que era presidente Lula Da Silva porque le posibilitaría mejorar la salida al pacífico de los productos de la gigantesca industria brasileña.
