El presidente de Ecuador, Rafael Correa, anunció la eliminación de la iniciativa Yasuní-ITT, porque, dijo, el mundo “ha fallado” al no contribuir con el proyecto que pretendía proteger un sector de la selva amazónica y dejar bajo tierra un importante yacimiento petrolífero a cambio de una compensación económica.
“Con profunda tristeza, pero con absoluta responsabilidad con nuestro pueblo y con la historia, he tenido que tomar una de las decisiones más difíciles de mi gobierno… he firmado el decreto ejecutivo para la liquidación de los fideicomisos Yasuní-ITT y con ello poner fin a la iniciativa”, dijo el mandatario.
En cadena de radio y TV, dijo que “la iniciativa se adelantó a los tiempos, y no pudo o no quiso ser comprendida” por la comunidad internacional.
“El factor fundamental del fracaso (del proyecto) es que el mundo es una global hipocresía”, aseguró el mandatario en un mensaje a la nación.
Añadió que también solicitó a la Asamblea “la declaración de interés nacional el aprovechamiento del petróleo en el Yasuní, utilización que afectará … menos del 1% del parque Yasuní, que tiene más de un millón de hectáreas”.
Posteriormente en Twitter, el mandatario indicó que sería el uno por mil y no el 1%. “Cometí un error: debí decir que se afectará menos del UNO POR MIL (no 1%) de nuestro Yasuní”, tuiteó.
Correa explicó que el aprovechamiento de las reservas del ITT arrojaría un valor presente neto de $18.292 millones que se destinarán “a vencer la misería, especialmente de la Amazonía”.
De estos recursos, especificó que los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) de la Amazonía recibiría casi $258 millones por la ley 010, y $1.882 millones por la repartición del 12% de los excedentes petroleros alrededor.
El mandatario anunció que en los próximos días se lanzará una campaña comunicacional para explicar las técnicas de extracción de última generación que se emplearán.
Correa propuso en 2007, durante una asamblea de la ONU, dejar ese crudo bajo tierra y evitar con ello la emisión de 400 millones de toneladas de CO2, responsable del calentamiento global.
A cambio pidió a los países una compensación de 3.600 millones de dólares en 12 años por la contribución a la lucha contra el calentamiento global.
Apoyada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la propuesta, sin embargo, no obtuvo la respuesta deseada, admitieron las autoridades.
Las siglas ITT corresponden al bloque Ishpingo, Tambococha y Tiputini con reservas estimadas de 846 millones de barriles de petróleo, que representan el 20% de los depósitos de Ecuador, el socio más pequeño de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
El sueño terminó
En el libro “Yasuní. El tortuoso camino de Kioto a Quito”, la ambientalista Esperanza Martínez de Acción Ecológica narra el largo camino que tuvo un hito en 2007 con la iniciativa oficial de Yasuní ITT (un bloque en el oriente del Parque Nacional Yasuní, donde se encuentran los campos petroleros Ishpingo-Tiputini-Tambococha). Si bien existe un apoyo al proyecto promovido por el gobierno, en base a la iniciativa de la sociedad civil, ya se alertaba en la publicación de 2009 que “es necesario superar la visión que arbitrariamente pretenden reducir la propuesta de No explotación del crudo a un modelo de compensación”.
El 17 de abril de 2010, ComAmbiental registró una visita de Acosta a la Argentina, quien ya se había alejado del gobierno de Correa por diferencias en sus políticas extractivistas. Entre las contradicciones, se encontraba la actitud soberana en el juicio contra Texaco-Chevron por la contaminación de la Amazonía. Sin embargo, ya en ese entonces también había otros proyectos petroleros que se ubican en zonas aledañas a Yasuní y que aguardan su aprobación oficial.
Respecto a Yasuní ITT, Acosta informó que representa el 20 por ciento de sus reservas de hidrocarburos, en una región de gran biodiversidad que alberga a comunidades indígenas en aislamiento voluntario. Como contrapartida, el gobierno ecuatoriano impulsaba la creación de un fondo de 3.500 millones de dólares provisto por los países ricos en concepto de co-responsabilidad por la biodiversidad preservada y las emisiones de carbono mitigadas.
En junio de 2012, ComAmbiental entrevistó a Acosta en Quito, y lo interrogó sobre Yasuní ITT:
-En esta estrategia del gobierno, de transformar los principios constitucionales, un caso emblemático es el Yasuní ITT...
-Sin ninguna duda ese un proyecto emblemático, fundamental, fundacional. Y ese es un punto donde se va a poner a prueba cuánto el gobierno se juega por la Constitución, por el Buen Vivir, por los Derechos colectivos y los Derechos de la Naturaleza.
-Lo que observo también es que se transforma en una “espada de Damocles”. En tanto en que se difunden las razones por las que es muy importante conservar el Yasuní, por la diversidad biológica y cultural que alberga, y por otra parte si no se consigue el objetivo monetario se procederá a realizar la extracción.
-Yo creo que la figura es adecuada. Para el gobierno se ha transformado en una “espada de Damocles”. O pongámoslo en términos más andinos, en una papa caliente. Porque el gobierno no sabe cómo desembarazarse del compromiso que adquirió. Yo creo que hay suficientes fuerzas del gobierno que impulsarían la explotación del petróleo. Pero como paulatinamente se ha ido consolidando en la sociedad ecuatoriana, y a nivel mundial, la importancia del Yasuní, le resulta muy complejo dar marcha atrás.
Además, no nos olvidemos, estamos en pleno proceso electoral [que luego ganó Correa], y como la Iniciativa Yasuní ITT tiene una altísima aceptación popular, el Presidente no quiere correr el riesgo de iniciar una actividad de explotación. Por eso es muy importante que la sociedad civil, de dentro y fuera de Ecuador, se apropie del proyecto, y le mantenga permanentemente caliente la papa. Que sea difícil para el Presidente tomar una decisión contraria a los intereses de los pueblos originarios, de la naturaleza y del equilibrio ambiental. Además, que no eche abajo un proyecto que puede cambiar el mundo en muchos aspectos. Es, sin lugar a dudas, vuelvo a la idea, una “espada de Damocles”.
Esta espada de Damocles es la que ahora cae sobre Correa, puesto que todo aquello que se dijo sobre las bondades de conservar el Yasuní, le juega en contra con el gran paso atrás dado. ”Durante seis años hicimos lo que pudimos. Necesitamos nuestros recursos naturales para superar la pobreza y la miseria. Cerca de 18 mil millones de dólares otorgaría la explotación del 1 por mil del parque Yasuní ITT”, expresó Correa y se publicó en la cuenta oficial de la Presidencia. Frente “al hacer lo que se puede”, es cierto que la responsabilidad primaria del cambio climático es de los países desarrollados. Sin embargo, seguir apostando al mismo modelo para “superar la pobreza” no da esperanzas de que surjan nuevos vientos del sur. En este sentido, la injusticia internacional no puede justificar que se avance sobre territorio de pueblos originarios que se mantienen en aislamiento voluntario, fuera del mundo auto-destructivo.
En ese sentido, este sueño terminó por convertirse en una pesadilla.
No obstante ello, Acosta mantiene el espíritu, en declaraciones recientes por las redes sociales, aseguró: “La Iniciativa Yasuní no ha muerto, simplemente retorna a sus orígenes, a la sociedad civil. Seguimos en la lucha”.
Fuente: comambiental.com.ar