En París abrieron un "Café de Gatos", donde además de un buen capuchino se puede acariciar un felino

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Un “Café de Gatos” abrirá sus puertas en el centro de París, un lugar de relajación donde los clientes toman té, un trago o saborean una tarta acariciando a uno de los nueve felinos domésticos que allí viven.

La dueña del café, Margaux Gandelon, se inspiró en los “Neko Café” japoneses ("neko" significa gato en japonés) para abrir un primer “Café de Gatos” en Francia.

“El efecto positivo del ronroneo de los gatos quedó demostrado científicamente. Aquí los clientes pueden acariciar a los animales y jugar con ellos, es un buen método para distenderse”, explica la joven, de 26 años.

El decorado es más bien acogedor, con sillones y sofás confortables. Los gatos se pasean entre las mesas, otros duermen enrollados en canastos, comen croquetas o afilan sus garras.

La propietaria previó todo en función de su confort. “Mis gatos son libres día y noche. Disponen de una sala de reposo y varios espacios altos si quieren esconderse”, agrega.

Los nueve gatos del café provienen de la sociedad protectora de animales. De entre cinco meses y dos años de edad, fueron elegidos por su “sociabilidad” y no con base en criterios físicos.

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