Un nuevo informe incrementa la probabilidad de que el cambio climático sea fundamentalmente un problema de origen humano en el 95% frente al 90% estimado en 2007 por el mismo organismo.
Por Javier Silva Herrera
Para El Tiempo
El cambio climático es real, está ocurriendo ahora de manera “inequívoca” y los seres humanos han causado la mayor parte de esa transformación. Son las conclusiones base del nuevo informe científico del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas (ONU), el más importante de la historia planetaria y de este organismo, presentado ayer en Estocolmo (Suecia).
Podría parecer que no avanza en sus dictámenes frente al documento del 2007. Sin embargo, el informe incrementa la probabilidad de que el cambio climático sea fundamentalmente un problema de origen humano en el 95 por ciento –respecto de ese año, que daba una probabilidad del 90 por ciento–.
De esta forma, el documento contradice las teorías enunciadas por un sector de científicos que argumentan que aquellas modificaciones y fenómenos climáticos extremos se producen como una evolución natural del planeta, también ocurrido en otros momentos de la historia, y no por la actual y constante emisión de gases de efecto invernadero por la quema de combustibles fósiles para producir energía o movilizar automóviles.
En este nuevo documento, los científicos de ONU predicen un aumento de las olas de calor, sequías, inundaciones e incrementos del nivel del mar, si no se reduce la emisión de dióxido de carbono. Frente a este último tema, según el IPCC, el nivel del mar podría subir entre 26 y 82 centímetros a finales de siglo, una cota mayor que la apuntada hace 6 años, cuando se hablaba de un aumento entre 18 y 59 centímetros.
Detrás de este incremento están los derretimientos de la Antártida y de Groenlandia, que han contribuido en algo menos de un tercio a la elevación del nivel del mar desde hace 20 años.
Solo esta última isla danesa perdió 240 gigatoneladas de masa entre 2002 y 2011, lo que motivó un aumento del nivel del mar de 0,7 milímetros por año, es decir, siete centímetros en ese lapso. El resto de esa subida de las mareas se reparte entre la dilatación térmica y el deshielo de los glaciares de montaña. Este tema está lejos de ser una anécdota y resulta vital para numerosos estados insulares del Pacífico (Tuvalu, Maldivas, Kiribati), que están a punto de quedar inundados. También tiene implicaciones para Colombia (ver recuadro). Y afecta, potencialmente, a decenas de millones de personas que viven en las megalópolis costeras y los grandes deltas. Un reciente estudio publicado en la revista Nature Climate Change calcula que el potencial impacto económico de las inundaciones en las 136 ciudades costeras de más de un millón de habitantes podría superar en el año 2050 mil millones de dólares –equivalentes a un billón de pesos colombianos– si no se hace nada para protegerlas.
El informe considera que una reducción rápida de los gases de efecto invernadero ayudará al mundo a evitar lo peor del cambio climático, pero sin unas estrategias de mitigación agresivas, la temperatura global subirá y probablemente superará los 2 grados centígrados promedio en 2100. El escenario más optimista prevé que la temperatura de la Tierra solo aumente 0,3 grados centígrados y el más pesimista, que suba hasta 4 grados centígrados promedio, lo que implicaría extinciones masivas de especies de fauna y flora. El informe también destaca otra conclusión importante que se extrae del análisis de casi 10.000 publicaciones científicas producidas en los últimos seis años: la acidificación de los océanos. Ellos están absorbiendo más de un 25 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono, lo que causa la acidificación del mar a velocidades sin precedentes en 300 millones de años. Y con un mar cada vez más ácido, organismos marinos que dependen de la concentración de cierta cantidad de compuestos como el carbonato de cálcico para la formación de sus esqueletos (corales o equinodermos como los caballitos de mar) tenderán a desaparecer o se expondrán a aguas cada vez más corrosivas.
Los gobiernos de la Unión Europea fueron los primeros en reaccionar y hacer un llamado por concretar medidas urgentes para frenar este pequeño apocalipsis. “La cuestión no es si creer en el cambio climático o no, o si hacer caso a la ciencia o no”, dijo Connie Hedegaard, política danesa y comisaria de Acción por el Clima. “¿Si su médico estuviera seguro en un 95 por ciento de que tiene una enfermedad grave, buscaría un tratamiento inmediatamente? Debemos actuar antes de que sea demasiado tarde”, agregó.
Para otros, el cambio es natural
Según quienes consideran que el calentamiento es un cambio natural que no es causado por el hombre, esta no es la primera vez que la temperatura promedio de la Tierra aumenta. De esta forma, y según el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, de España, entre los siglos X y XIV, el planeta vivió su último ciclo de calentamiento, en un período que se reconoce como óptimo climático medieval. Fue una época en la que incluso hubo viñedos en Inglaterra, por ejemplo.
A partir de entonces, el globo terráqueo entró en una pequeña edad de hielo, especialmente entre los siglos XVII y XVIII. Actualmente, es muy probable que hayamos salido de esa fase y nos dirijamos hacia un nuevo calentamiento, que alcanzará sus temperaturas más altas hacia el año 2300. A partir de entonces, la Tierra volvería a entrar en una fase de enfriamiento. Todo, dentro de un proceso cíclico que no tendría que ver con la presión originada por la quema de combustibles fósiles.