Este año creció el 66% el turismo argentino en la capital italiana. A a la par de los ricos, famosos y poderosos que llegan hasta Bergoglio, los fanáticos argentinos anónimos atiborran los suburbios de la ciudad.
Ni las restricciones a la compra de dólares ni la crisis económica que describe la oposición que azota al país fueron obstáculos para que el turismo argentino en Roma creciera 66% en los primeros nueve meses del año. El cura Jorge Bergoglio investido de papa en el Vaticano es la única causa de la crecida turística a la capital de Italia.
"Cuando el Pontífice habla en español para saludar a los fieles de esa lengua y menciona a sus compatriotas, estalla un grito de júbilo en la Plaza San Pedro", cuenta Elisabetta Piqué, corresponsal del diario La Nación en Italia, en una crónica sobre los argentinos pasaron por la Plaza San Pedro desde que el humo blanco de los cardenales le anunció al mundo que el cura argentino de la congregación jesuita con último destino en Buenos Aires había convencido a Dios como el indicado para presidir la Iglesia.
Gracias al "efecto Francisco" hubo un boom de turismo en Roma, liderado por los argentinos, primeros en el ranking, y por latinoamericanos en general, con un aumento del 19,1% con respecto al año último, citó la corresponsal datos publicados por el diario romano La República.
La cantidad de argentinos que viajaron a ver a Francisco determinó que el índice de visitantes de nuestro país a la capital italiana fuera el de mayor crecimiento en lo que va del año en Roma. Los que no salen por la televisión, como la cantidad de políticos y famosos de todos los rubros que muestran fotos en San Pedro con Bergoglio, en su mayoría copan los hoteles de las afuera de la ciudad de Roma, para gastar menos Euros, conseguidos a pesar del mentado cepo.
