Con la jura de los legisladores electos en octubre, le cambió el escenario legislativo al gobierno para negociar las leyes. El oficialismo quedó en minoría en las dos cámaras, con acotadas chances para transar acuerdos entre las bancas de la oposición y sin socios incondicionales para llegar a la mitad más uno de diputados y senadores que exigen las leyes.
La situación más compleja se le presenta al oficialismo en Diputados, donde tiene un bloque del mismo tamaño que el del radicalismo, con 21 bancas. Las seis restantes son de fuerzas opositoras: dos del Partido Demócrata, una del Frente Renovador y tres de la izquierda, de estas, dos son del Partido Obrero y una del Partido de los Trabajadores Socialistas.
A priori, el presidente de la Cámara y principal gestor de las leyes del Ejecutivo , Jorge Tanús, tendrá en los demócratas Rómulo Leonardi y Jesús Riesco y el massista Daniel Cassia sus principales opciones para conseguir empatar las votaciones de los proyectos decisivos que concitarían la negativa de la UCR y los legisladores de la izquierda.
El Partido Demócrata y Cassia tienen antecedentes de prestarle acuerdo al oficialismo para trámites legislativos complejos, pero la negociación a futuro estará marcada por las posiciones en la campaña electoral hacia el 2015, agitada desde el orden nacional.
En el Senado, el vicegobernador Carlos Ciurca y el flamante senador y próximo presidente provisional Eduardo Bauzá dependerán del rol que asuman los radicales disidentes, que tienen dos bancas.
Sin esos escaños, la UCR tiene 15 contra 18 del oficialismo. Si los radicales que se abrieron del oficialismo partidario cuando Roberto Iglesias y Víctor Fayad se alejaron de la UCR para las PASO del año pasado, Milagros Suárez y Guillermo Simón, vuelven a cerrar filas con el bloque que preside Armando Camerucci, el Gobierno tendrá más que complicada la aprobación de proyectos en la Cámara Alta. Las tres bancas restantes son del FIT, el Frente Renovador y Unidad Popular.
