Testigos del juicio a jueces acusaron a Petra de no asistir a presos políticos con una frase: "Los militares no me dejan"

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Guillermo Martínez Agüero en el juicio a jueces que se hace en Mendoza. Fue detenido durante el gobierno de Isabel Perón. Foto: juiciosmendoza.blogspot.com.ar

 

Guillermo Martínez Agüero y Oscar Guidone sumaron sus testimonios al juicio a jueces que se desarrolla en Mendoza y que intenta establecer la complicidad y la ejecución de delitos de lesa humanidad de  ex magistrados -Otilio Romano, Luis Miret, Guillermo Petra Recabarren y RolandoCarrizo-, policías, militares y otros funcionarios judiciales durante la última dictadura cívico militar de Argentina.

Los dos comprometierron aún más a los jueces y fiscales que debían garantizar la administración de justicia en aquellos años a los detenidos políticos. Martínez Agüero, por ejemplo, señaló que Petra Recabarren se negó a brindarle sus oficios como defensor oficial. "Los militares no me dejan", asegura Agüero que le dijo para negarse a asistirlo después de su detención.

Este hombre, militante de montoneros, cuñado de Mario Firmenich, fue condenado a diez años en total. En ese lapso contó con tres abogados que no actuaron, aunque por muy diversas razones: Susana Sanz, debió exiliarse en México; Rosendo Chávez terminó en la cárcel con él y Conrado Gómez fue secuestrado y desaparecido. Martínez recordó que tampoco lo atendió su defensor oficial, Guillermo Petra, quien esgrimió la excusa antes mencionada.

Martínez Agüero fue detenido el 25 de octubre de 1974 en virtud de la ley 20840. Pasó por varios centros de detención y cárceles, volvió a las calles con libertad vigilada a fines de 1982 y fue liberado al siguiente año. En su testimonio de este lunes "recordó sus pérdidas afectivas más próximas: su hermano José, su esposa María Reyna Lloberas y su cuñado Ricardo René Haidar, quienes permanecen desaparecidos.

Caracterizó al golpe como “cívico militar, clerical y económico” y describió al aparato represivo como una continuidad de las formaciones de la derecha peronista que, luego, nutrieron los grupos de tareas de las FFAA.

Estuvo tres años consecutivos en la Penitenciaría Provincial, por lo que pudo ofrecer un amplio listado de agentes entre los que se encontraban los acusados Linares y Bianchi. La represión fue, según Martínez Agüero, estructural, sistemática y de exterminio, donde “las cárceles eran un frente de combate […], para nosotros era de resistencia”, aclaró. En tal sentido hizo hincapié en las premisas de unidad, solidaridad y dignidad con la que se sostenían los/as presos/as entre sí.

 

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Oscar Guidone resaltó la resistencia de sus compañeros de detención, entre los que estaban Bustelo, Di Benedetto, Garcetti y otros. Foto: juiciosmendoza.blogspot.com.

 

El testimonio de Guidone

Oscar Martín Guidone fue secuestrado el 2 de junio de 1976. Era estudiante avanzado de Medicina y militaba en la Vanguardia Comunista. Lo llevaron a la Compañía Octava de Comunicaciones donde estuvo hasta septiembre del mismo año cuando fue trasladado a La Plata. Recuperó la libertad el 20 de agosto de 1978.

Ese lapso en la dependencia del Ejército le alcanzó para describir a ese centro clandestino de detención como “parecido o peor a los campos de concentración que usaban los nazis”.
Guidone, cuyo testimonio cerró la audiencia del lunes, ya había declarado en el III juicio por delitos de lesa humanidad desarrollado en Mendoza extensamente; ésta exposición está incorporada al actual Megajuicio.

Nuevamente, se refirió a las torturas sufridas que le provocaron severos problemas de salud e incluso debió ser operado de urgencia en el Hospital Militar.

A pedido del fiscal Daniel Rodríguez Infante, recordó que compartió presidio con políticos, dirigentes gremiales y estudiantes. Entre todos ellos nombró a Carlos Abihaggle, Alfredo Porras, Ángel Bustelo, Antonio Di Benedetto, Marcos Garcetti, Pedro Tránsito Lucero, Ventura Pérez, Carlos Venier, Horacio y Alberto Martínez Baca, Rafael Morán, Valentín Montemayor y Jorge Reynaldo Puebla.

“Picana, golpes y balazos por sobre nuestros cuerpos era lo cotidiano en el Octavo de Comunicaciones”, repasó y narró que cerca de allí, también en dependencias del Ejército, hubo un centro de detención de mujeres en el que pudo ver, entre otras, a Edith Arito, Norma Sibila, Cora Cejas y Vilma Rúpolo.

“De las sesiones de tortura uno volvía como una bolsa de huesos”, señaló a modo de síntesis y también subrayó que allí “más allá de las diferentes ideologías […] nos ayudábamos y apoyábamos unos a otros”.

Otro tramo destacado del testimonio de Guidone fue el referido a la falsedad de las declaraciones que le hicieron firmar y a la actuación policial en la que le inventaron elementos que, supuestamente, le pertenecían.

Finalmente, ante una inquietud del abogado del MEDH, Diego Lavado, Oscar Guidone aseguró que “queríamos una Medicina diferente, con ingreso irrestricto y con posibilidades para todos. Los que ingresábamos a la facultad teníamos como nuestra una consigna del Che Guevara que dice si soy médico es porque sé auscultar el corazón del pueblo. Estudiar medicina era un compromiso social”.

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Miret y Petra en el banquillo. Foto: juiciosblogspot.com.ar (Nicolás Latorre).

Fuente: juiciosmendoza.blogspot.com.ar

 

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