El gobierno brasileño dispuso afectar a 26 mil policías a un amplio operativo de seguridad para la final de la Copa del Mundo entre Argentina y Alemania que se desarrollará el domingo por la tarde en el estadio Maracaná.
La atención está puesta en varios frentes, entre ellas, la posible reaparición de protestas anti mundial que se habrían programado para el día de partido.
El área de protestas de los activistas anti mundial abarcaría San Pablo y Belo Horizonte, pero el control mayor estará en Río de Janeiro, donde los puntos a custodiar se abren como abanico.
Además de la atención por las protestas de grupos contestatarios, deberán vigilar a las 78 mil personas en el estadio, de ellos entre 30 mil y 40 mil argentinos, según estimó el embajador Luis María Klecker. Pero también habrá otras 60 ó 70 mil estarán por las calles de Río, que se sumarán a las que saldrán del Maracaná tras el partido.
Pero otro punto hace que se refuerce el control: la presencia de una docena de jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos la canciller alemana Angela Merkel, y algunos integrantes del grupo BRICS, algunos de los cuales aprovecharán asistir a la final ya que al día siguiente empezará una reunión del Grupos BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en Fortaleza.
Entre ellos estarán el presidente ruso Vladimir Putin, el primer ministro chino Xi Jinping, el mandatario sudafricano, Jacob Zuma y el premier de India, Nerendra Modi, además de la anfitriona, Dilma Rousseff, quien entregará la copa al ganador.
Diez mil efectivos estarán en el Maracaná y alrededores el día del partido y otros 5 mil el sábado, en la víspera del encuentro. El operativo de custodia incluirá a 1.500 agentes de seguridad privada.