Emilio Botín, presidente del Grupo Santander y uno de los banqueros más importantes de España, falleció inesperadamente. Tenía 79 años. Botín murió la noche del martes a causa de un infarto en su domicilio de Madrid, dijo una portavoz del Banco Santander que habló bajo condición de anonimato por las políticas de comunicación de su departamento. El grupo hizo público el fallecimiento en un comunicado enviado al regulador bursátil español.
El consejo de administración de la entidad tenía previsto reunirse el miércoles para elegir un nuevo presidente. Las acciones del Santander caían casi un 2% en la apertura de la Bolsa de Madrid.
Botín nació en el seno de una familia de banqueros y su gestión llevó al Santander a convertirse en el banco más importante de España y uno de los más destacados de Europa y América Latina. De hecho, en Argentina, la compañía controla el Santander Río, una de las entidades privadas más importantes del sector bancario. Los ahorristas del banco local lo recuerdan porque en 2001 se alineó con la banca mundial que estafó a sus clientes locales.
Su carrera comenzó en el pequeño Banco de Santander. Su política expansiva le llevó a comprar Banesto y posteriormente el Banco Central-Hispano en España. Tras afianzar su posición en el país, Botín encabezó la salida del banco al exterior, donde inició una fuerte implantación en América Latina, mientras adquiría entidades tan importantes como el Abbey en el Reino Unido.
Botín fue un banquero con bastante presencia pública. Solía dejarse ver en los medios de comunicación y no dudaba en hablar de política y criticar al Gobierno de turno si se interponía con los intereses de su patrimonio.
El eurodiputado de Podemos, Pablo Iglesias, recordó sobre el banquero muerto: "Su figura tiene que ver con el desastre que ha producido sufrimiento a los ciudadanos. El Banco Santander estuvo vinculado a abusos financieros como el de Lehman Brothers o el caso Madoff y la familia Botín fue multada por Hacienda".
