Después de los cinco despidos de periodistas instrumentados en diario Uno en represalia por un paro, que a su vez se concretó bajo el amparo de las leyes y el Sindicato de Prensa, este miércoles la empresa de Vila-Manzano comunicó otros tres despidos y suspensiones, un directo ataque a la actividad sindical por parte de los empresarios, que desde hace un tiempo emplean un plan de amedrentamiento a sus empleados.
"Compañeros, es muy grave lo que está pasando en Diario Uno. Luego del paro que realizamos el domingo ha habido 5 despidos más ayer lunes y hoy martes ya van dos. Todos como represalia por haber participado de la medida de fuerza. Lo que representa un ataque gravísimo a la libertad sindical", señalaron los delegados en las redes sociales tras anoticiar sobre las dos nuevas cesantías.
Por lo ocurrido se lanzó un alerta a todos los periodistas de Mendoza para que "estén alertas para la convocatoria a acciones gremiales de toda la actividad".
La medida de fuerza que los trabajadores realizaron el domingo fue consecuencia de otros cuatro despidos que decidió la empresa en los días previos. Los trabajadores del multimedios de Vila y Manzano denunciaron que los empresarios echaron a 20 trabajadores en lo que va de 2014.
La reacción irracional ejecutada por los gerentes de Vila y Manzano se enmarca en la batalla judicial que perdieron los multimedios de Mendoza en la Justicia provincial por la validez de la escala salarial fijada en el Convenio Colectivo de Trabajo de Prensa. La Suprema Corte falló a favor de la plena vigencia de esa escala que fija el sueldo base de la actividad en el equivalente al doble del salario mínimo vital y móvil.
El fallo afectó a todas las empresas, pero Vila y Manzano reaccionaron con la desmesura que sus empleados ya han denunciado en incontables oportunidades. En el multimedios que tiene la redacción en Las Heras el trato de la patronal y sus gerentes a los trabajadores es motivo de conflicto ininterrumpido desde más de dos años. Los periodistas de las redacciones del multimedios hasta denunciaron que eran presionados por sus jefes a violar los códigos de su profesión para favorecer a los intereses económicos de Vila y Manzano.
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