La asociación Gatillo Fácil Mendoza denunció la detención de Ramón, un joven discapacitado que no pudo identificarse

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Foto: captura del video registrado por Gatillo Fácil Mendoza durante la detención de Ramón.

 

La organización Gatillo Fácil Mendoza se ha propuesto no sólo visibilizar los abusos de la policía de esta provincia, más cotidianos de lo que aparecen en la prensa, sino intervenir en la resolución concreta de conflictos y evitar que el desenlace se publique en las crónicas policiales.

En su informe pormenorizado sobre el accionar policial , que denuncia que estos abusos se cometen en todas las comisarías del territorio provincial -es decir que el tema no es aislado ni puntual- indicaron además que el 70% de las víctimas de gatillo fácil tenía entre 16 y 30 años y la participación de la policía provincial como autores de estos abusos se da en forma constante a lo largo del periodo considerado, con altos y bajos moderados y tendencia creciente.

Miembros de la asociación presenciaron en primera persona un episodio de abuso policial y lo narraron en las redes sociales para dar testimonio a la ciuadadanía.

El siguiente es el relato de lo ocurrido con Ramón, detenido y llevado a la Comisaría Tercera, de Ciudad, por no identificarse. El detalle: no podía hacerlo por una discapacidad.

"Queremos compartir con ustedes una experiencia que tuvimos con un grupo de compañeros, para poner de manifiesto cómo a través de la organización pudimos evitar una desgracia mayor. Ayer, como tantos días en que lamentablemente somos testigos de detenciones arbitrarias, nos tocó presenciar cómo un oficial de policía golpeaba a un joven contra el asfalto y le retorcía los brazos. Después supimos que el joven se llamaba Ramón…

"Atinamos a preguntarle al oficial por qué golpeaba al joven y se limitó a contestar “yo sólo le rocié gas pimienta porque se resistió a identificarse”. Sin embargo, Ramón no hubiera podido revelar su nombre debido a una dificultad para comunicarse. Entre las cosas que llevaba en su mochila y que quedaron desparramadas en la calle, había una libreta de discapacidad que acreditaba lo anterior.

"Mientras hacíamos preguntas al uniformado, filmábamos el episodio y sacábamos fotos que nos sirvieran como prueba. La única respuesta que pudimos arrancar fue que Ramón iba a ser trasladado a la comisaría tercera de Ciudad. Y alli se lo llevaron. Así es que decidimos dividir el trabajo para rescatarlo…

"Un pequeño grupo nos dirigimos a la comisaría tercera para comprobar que estuviera allí y evitar que lo siguieran torturando. Otro grupo nos encaminamos a tribunales para presentar hábeas corpus. Nos pusimos firmes frente al fiscal –que puso cara de asombro ante nuestro relato, como si la tortura no fuera una práctica común-, y logramos que llamara a la comisaría exigiendo la liberación de Ramón. Y lo liberaron…

"Sin embargo, no nos retiramos del “palacio de justicia” sin antes denunciar al oficial por torturas, lo cual quedó registrado bajo el número 134341/14 en la Oficina Fiscal de Ciudad, cuya causa nos comprometemos a seguir en adelante.

"Que Ramón saliera vivo de la comisaría, teniendo en cuenta que la mayoría de casos de gatillo fácil se dan en el marco de detenciones arbitrarias(como la que presenciamos), no es poca cosa. Una vez más, la organización triunfó sobre la represión. Y nos fortaleció como grupo…"

 

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