Más de 250 testigos pasaron desde el 17 de febrero por IV Juicio por Delitos de Lesa Humanidad que se sigue en Mendoza a jueces, militares y policías por complicidad y ejecución de delitos de lesa humanidad en las causas donde se investiga los grados de responsabilidad en asesinatos, torturas, desapariciones, violaciones y robo de bebés cometidos en la última dictadura cívico militar. Las testimoniales retornarán en febrero de 2015 tras la feria judicial.
La última audiencia fue este lunes en Tribunales Federales, donde se trata de establecer, además, las vinculaciones entre los principales centros clandestinos de detención del país y de la provincia, en particular el Departamento de Investigaciones (D2).
Los testimonios de este lunes fueron prestados por Iris María Elena Ponce, Nancy María Raganato y Rafael Francisco Ecio Bonino, con respecto a los asesinatos ocurridos en abril de 1977.
Hay 33 procesados en este IV juicio de lesa humanidad: cuatro ex jueces, Otilio Romano, Luis Miret, Guillermo Max Petra y Rolando Evaristo Carrizo, dieciocho miembros de la Policía de Mendoza, uno de la Federal, seis del Ejército, dos de la Fuerza Aérea y dos Penitenciarios. Todos, en distinto grado, señalados por omitir ayuda a presos políticos o colaborar activamente para su aniquilamiento.
Durante el proceso en la sala se repitieron las escenas de gargantas quebradas, silencios profundos y abrazos contenedores entre testigos que, 37 años después, avizoran justicia por los crímenes cometidos con compañeros de militancia, familiares, amigos, padres que nunca conocieron, vecinos...
Muchos de los que declararon agradecieron de manera explícita la posibilidad de hablar sobre lo sucedido frente a un tribunal.
Como parte de las audiencias se realizaron también inspecciones oculares al exD2, el Liceo Militar Espejo y las instalaciones de la VIII Brigada de Montaña para corroborar in situ los dichos de los testigos que allì sufrieron vejaciones.
De la JP y bibliotecario
Ponce atestiguó en relación a la desaparición de su hermano Pedro Ulderico Ponce, visto por última vez el 4 de abril de 1977, a los 33 años de edad. Estaba casado con Marta Freites con quien tenía dos hijos; era militante de la Juventud Peronista y trabajaba como empleado administrativo de la biblioteca San Martín. “Fue detenido al salir de su trabajo por personal de la policía Federal; desde entonces salí al frente para pedir habeas corpus”, expresó.
Con respecto a los trámites y gestiones familiares para dar con Pedro, la testigo recordó que acudió a la justicia y a la iglesia, donde la única respuesta que obtuvo fue “rece mucho”.
La testigo recordó que su hermano, antes de su desaparición, pidió amparo ante la Justicia Federal, en donde aparentemente fue atendido por el entonces fiscal, Otilio Roque Romano. Sobre este hecho se hizo lectura de la declaración realizada por el exmagistrado realizada el 3 de febrero de 2011. En aquella declaración Romano dijo “sobre este caso pesa sobre mi conciencia en no haber actuado como debía y por eso contribuí a su desaparición y muerte”. El exmagistrado dejó a disposición del Poder Ejecutivo Nacional aludiendo que esta era una solución para Ponce y en este sentido insistió en desvincularse con las fuerzas militares.
El destino de Billy Lee Hunt
Posteriormente declaró Nancy María Raganato sobre la desaparición de su hermanastro Billy Lee Hunt, el estudiante de Periodismo y militante de la Juventud Peronista oriundo de Tennesse (EEUU), secuestrado el 8 de abril de 1977 en el departamento de Rafael Bonino, ubicado en la calle Arístides Villanueva.
La testigo reconstruyó episodios preliminares a la desaparición de Billy, donde la familia era sometida a indagaciones por parte de fuerzas policiales. Además, aportó datos sobre otras personas con las que Billy compartía militancia y abundó sobre las gestiones realizadas por la familia solicitando recursos de habeas corpus ante la Justicia y amparo legal ante la Embajada de Estados Unidos. Ninguna gestión obtuvo respuesta.
“Después de 30 años supimos extraoficialmente que a Billy lo habían matado al salir de una reunión en Las Heras”, expresó la testigo.
La desaparición de Amadeo, peruano que vino a Mendoza a estudiar periodismo
Rafael Francisco Ecio Bonino testificó sobre la desaparición de Amadeo Sánchez Andía, estudiante de la Escuela de Periodismo y militante en el PRT.
En junio de 1975, Amadeo Sánchez Andía viajó a Córdoba y debido a un accidente en el transporte que lo trasladaba fue llevado al Hospital Perrupato de San Martín. Andía llevaba material del Partido por lo cual quedó bajo custodia policial en aquel nosocomio. “Amadeo fue secuestrado y fusilado en Canota. Fue el primer muerto por la represión en Mendoza”, expresó Bonino y sobre estos episodios en aquel contexto agregó: “el D2 empezó a funcionar antes del golpe de Estado, se sabía que el que caía ahí, difícilmente salía. Era el sinónimo del aparato represivo de la provincia”.
El testigo también declaró sobre la desaparición de su íntimo amigo, Billy Lee Hunt. Bonino fue quien le diera refugio en su departamento, ubicado en Calle Arístides Villanueva, los meses previos a su desaparición.
Coincidiendo con el testimonio anterior, Bonino relató los episodios ocurridos el 8 de abril de 1977. Al producirse la desaparición de Billy, Bonino decidió buscar refugio en otro lugar. Al regresar al departamento, estaba totalmente saqueado. “Este hecho puedo vincularlo absolutamente a un grupo de tareas”, expresó Bonino.
Tras este último testimonio, el Tribunal Oral Federal Nº1 precedido por Alejandro Piña solicitó un cuarto intermedio que retomará la etapa testimonial tras la feria judicial. El megajuicio reanuda el lunes 9 febrero de 2015.