El peronismo mendocino decidió marchar arrepentido y reencauzado a alinearse bajo el ala de la presidenta Cristina Fernández, a la que consideró piantavotos en enero cuando decidió despegar las elecciones provinciales de las nacionales para separar su suerte de la del kirchnerismo. El vaivén le costó al gobernador Francisco Pérez quedarse sin el primer lugar en la lista de diputados nacionales, que pretendía.
Los intendentes, que fueron determinantes para el adelantamiento de los comicios provinciales, a esta altura se replantean la efectividad de esa medida, pero sin tiempo para análisis profundos giraron nuevamente hacia el kirchnerismo. El dato que reveló la vuelta atrás de los máximos jefes del peronismo mendocino fue la designación como candidatos de los kirchneristas Anabel Fernández Sagasti, en el primer lugar de senadores nacionales, y Guillermo Carmona en el segundo espacio de la lista de diputados nacionales.
Hasta el propio candidato a gobernador del peronismo, Adolfo Bermejo, reconoció en los últimos días que "fue un error" el desdoblamiento electoral, decidido con la presión, entre otros, de su hermano, Alejandro Bermejo, intendente de Maipú.
A cinco meses de haber declarado la independencia del kirchnerismo y después de haber ido a las PASO en contra de los postulantes del espacio liderado por la Presidenta, para el peronismo mendocino volvió a ser Cristina Fernández una tractora de votos y la única arma con potencial para revertir los guarismos que arrojaron las primarias, cuando el radical Alfredo Cornejo le ganó 45 a 40 por ciento a todo el Frente para la Victoria.
Finalmente, el peronismo mendocino pidió perdón de forma tácita y movilizó hasta Beltrán toda la militancia que pudo para estar en el acto que la Presidenta concedió luego de conseguir los espacios que pretendía para su espacio en las listas de Mendoza para el Congreso.
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