Bonafede, Bianchi, Barrios, Moroy, Miret, Petra... apellidos que repiten las víctimas que declaran en el juicio a jueces

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Miret y Petra Recabarren, dos de los ex funcionarios judiciales acusados en el mega juicio. Foto: juiciosmendoza.blogspot.com.ar

 

En una nueva jornada del juicio a jueces declararon este martes Ricardo Damico y Graciela Leda. Sus testimonios aportaron datos sobre lo que fue el D2, centro de detención clandestina en la provincia, y la participación de los exmagistrados en la ejecución o complicidad con crímenes de lesa humanidad.

Damico aportó su testimonio mediante teleconferencia desde la Cámara de Casación en Córdoba. Detalló las circunstancias en las que se produjo su detención y cómo actuaban los distintos centros de detención por los que pasó. De la misma manera, describió acciones que denotaron la ineficacia y complicidad de la Justicia durante la dictadura militar.

Militante de la Organización Poder Obrero, Damico fue detenido el 29 de agosto de 1975 a los 22 años de edad y trasladado al D2 donde permaneció durante una semana. Allí fue víctima de torturas y testigo de las sistemáticas violaciones a las que fueron sometidas las mujeres detenidas junto a él. “En el D2 pude escuchar los gritos y la resistencia de compañeras; son cosas que están en la tiniebla de mi memoria”, expresó.

Consultado por Fiscal Patricia Santoni, Damico comentó que estando mal física y psíquicamente, debido a la rudeza de las torturas recibidas, fue llevado a un juzgado en el año 75 ante el entonces juez Luis Miret, uno de los procesados en el actual juicio.

Más tarde, en septiembre de 1975, fue trasladado a la penitenciaría de Mendoza donde estuvo detenido casi 6 años. A medida que pasó el tiempo, el trato que recibió allí fue empeorando derivando en torturas, golpes y violentos interrogatorios. “Las condiciones de todos los compañeros que estaban allí eran muy deplorables”, recordó Damico. En su testimonio reconoció a los guardiacárceles Bonafede, Barrios y Linares, ambos procesados en el actual juicio.

La dura historia no termina aquí, ya que fines de septiembre fue trasladado a La Plata donde fue interrogado por otro de los ex magistrados acusados: Max Petra Recabarren, quien en ese momento oficiaba como abogado defensor.

Damico ofreció, durante su testimonio, datos sobre otras causas vinculadas a detenciones clandestinas y desaparición de personas investigadas en el actual proceso de enjuiciamiento y detalles de su estadía en cada una de los centros de detención clandestinos hasta recuperar su libertad en noviembre de 1981.

Graciela Leda, por su parte, relató su paso por el D2 en condición de secuestrada junto a otros miembros de la Juventud Guevarista con quienes militaba.

Detenida el 13 de mayo de 1976, permaneció más de un mes en aquella dependencia y, al igual que sus compañeras, fue sometida a golpes, torturas y abusos sexuales. “El D2 es la representación de lo que fue el horror en este país. Siempre estábamos al límite entre la vida y la muerte”, definió Leda.

Su aporte testimonial reconstruyó el horror vivido durante los días de cautiverio y recordó los nombres de compañeros que pasaron por el D2. De la misma manera, pudo reconocer y señalar en la sala a Julio Héctor Lapaz como uno de los efectivos que se encontraban en aquella dependencia militar. También recordó a Marcelo Moroy, Rubén González, Bustos Medina y “el porteño”, identificado en varios testimonios como torturador.

Luego de su detención en el D2, Graciela pasó por la penitenciaría provincial y luego a la Cárcel de Devoto. Recuperó su libertad después de 7 años, ante la proximidad del advenimiento de la democracia.

Sobre el final de su testimonio, Leda expresó: “Cuando estuve en el D2, torturaron y mataron a compañeros. Estos señores estaban allí, y creo que pueden decir qué pasó con ellos”.

Al término de la audiencia, el Tribunal Oral Federal Nº1, pasó a un cuarto intermedio para el lunes 9 de junio a las 9.30. En dicha audiencia se espera presten declaración testimonial Fernando Rule, Nélida Correa y Oscar Gil.

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