Chávez "lideró la construcción de instancias de integración regional independientes de Estados Unidos"

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El sociólogo Emir Sader, ex secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, destacó ese rol del líder venezolano a un año de su desaparición física.

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En 2005, en Mar del Plata, Hugo Chávez lideró con Lula Da SIlva y Néstor Kirchner el rechazo definitivo de Sudamérica al Alca, que imponía Estados Unidos bajo el mando de George W Bush.
En 2005, en Mar del Plata, Hugo Chávez lideró con Lula Da SIlva y Néstor Kirchner el rechazo definitivo de Sudamérica al Alca, que imponía Estados Unidos bajo el mando de George W Bush.

 

Por Adrián D'Amore
Para Télam

El sociólogo brasileño Emir Sader consideró que el aporte más importante de Hugo Chávez fue "liderar construcción de instancias de integración regional independientes de Estados Unidos".

Entrevistado por Télam, Sader evocó la figura de Chávez al conmemorarse este miércoles un año de su muerte. "Es difícil acostumbrarnos a la ausencia de su capacidad de liderazgo continental", advirtió y afirmó que la primera asunción de Chávez como presidente en 1999 marcó el inicio de 15 años de experiencias de gobiernos antineoliberales en la región.

El ex secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, analizó además que “aunque hay una contraofensiva de la derecha, muy clara en Venezuela, en Argentina, incluso en Ecuador” no vislumbra “perspectivas de retorno del neoliberalismo”.

-¿Qué recuerdos guarda del momento en que conoció la noticia de la muerte de Hugo Chávez? ¿Qué reflexiones le provoca este aniversario?

-En verdad, fue un proceso largo y doloroso, en el que nos fuimos dando cuenta que su situación era muy grave. Desde que le apareció la enfermedad, nos fuimos acostumbrando a la idea de que él no resistiría físicamente, por más heroica que fue su capacidad de sobrevida. Pero, aun así, es difícil acostumbrarnos a la ausencia de su capacidad de liderazgo continental y su capacidad de enfrentar los difíciles problemas internos con creatividad y capacidad de convocatoria del pueblo.

-¿Cuál es el legado de Chávez en Venezuela, a 25 años del Caracazo que desbarató el bipartidismo tradicional y sacó a flote las tensiones más profundas de aquella sociedad?

-Venezuela era de las sociedades más falsas y corrompidas del continente. Su aparente democracia, con rotación de dos partidos -social demócrata y demócrata cristiano-, escondía una de las sociedades más desiguales de América Latina. Todavía más increíble porque excluía a la gran mayoría de su población, aun teniendo las más grandes reservas de petróleo del mundo. Chávez hizo despertar al pueblo venezolano para la conciencia social y este es el más grande logro de su gobierno.

-Las experiencias de gobiernos posneoliberales en la región, ¿podemos decir que nacen hace 15 años cuando Chávez asume por primera vez la presidencia en 1999? ¿Es Chávez el precursor y catalizador del proceso que vive la región?

-Sí, la elección de Hugo Chávez, hace ya más de una década y media, dio inicio a la construcción de alternativas al neoliberalismo. Los otros gobiernos elegidos enseguida -en Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador- han seguido las huellas abiertas por la elección de Chávez. Su aporte más grande, además del que ya mencioné en el plan interno de Venezuela, es haber liderado la construcción de instancias de integración regional independientes de Estados Unidos.

-A un año de la muerte de Chávez, en los próximos 18 meses habrá elecciones presidenciales en El Salvador, Brasil, Uruguay, Bolivia y Argentina. ¿Una eventual derrota de los candidatos oficialistas puede implicar un regreso al neoliberalismo?

-Yo podría hablar de las elecciones de este año, que están más cercanas, con cuadros políticos más o menos definidos y perspectivas más previsibles. Son favoritos para ganar Dilma Rousseff, Evo Morales, el candidato que defina el Frente Amplio uruguayo, así como el candidato del FMLN en El Salvador. No se ven perspectivas de retorno del neoliberalismo. Aunque hay una contraofensiva de la derecha, muy clara en Venezuela, en Argentina, incluso en Ecuador, pero sin un programa que no sea el retroceso a políticas que han fracasado.

-Rousseff, Maduro, Bachelet, Mujica son, en coyunturas y procesos internos bien distintos, un segunda generación de presidentes posneoliberales en sus países. ¿Qué enseñanzas cree que dejan esas "sucesiones" para Bolivia, Ecuador y Argentina donde, en términos de procesos políticos, aún hay presidentes o liderazgos de primera generación?

-Todos han dado continuidad a la prioridad de los procesos de integración regional y siguen privilegiando a las políticas sociales, opción esencial en los países del continente más desigual del mundo, permitiendo un inmenso apoyo popular por los efectos positivos de esas políticas. Para lo cual han rescatado el rol activo del Estado como inductor del crecimiento económico y garante de los derechos sociales de la población.

-Las nuevas clases medias también son producto de ese proceso de inclusión de los últimos años impulsado por gobiernos posneoliberales. ¿Cómo se explican las distintas protestas de estos sectores en varios países de la región?

-No hay todavía valores nuevos, solidarios, coherentes con esas políticas, que permitan consolidar una nueva ideología, que signifique una alternativa a la consumista dominante. Políticamente, esos sectores se definen claramente a favor de la continuidad de los gobiernos que les atienden sus reivindicaciones fundamentales.

-Las clases medias en Sudamérica entonces ¿se avienen a aceptar hegemonías políticas de signo izquierdista mientras funcione la economía? ¿O hay un rechazo de raíz ideológica y cultural?

-Los sectores conservadores, tradicionales, de las capas intermedias, conviven con gobiernos progresistas mientras su misma situación presente mejoras. Pero aun así, resisten ideológicamente a la ascensión de los sectores populares y al acceso de estos a bienes y servicios antes solo reservados a ellos. Y, en caso de que se presenten situaciones de incertidumbre económica, se suman directamente a sus liderazgos políticos tradicionales, de derecha.

 

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