Clara Anahí Mariani Teruggi, nieta de Chicha, cumplió 39 años

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Hoy, aunque no lo sepa, Clara Anahí Mariani Teruggi cumple 39 años. Tampoco sabe que ése es el nombre que eligieron para ella Diana y Daniel, sus padres asesinados por la dictadura, y que su abuela María Isabel Mariani, Chicha, y el resto de su familia, la buscan sin descanso desde el día que una patota de policías y militares la robaron de su casa.

El 24 de noviembre de 1976, cerca de las 13.30, unos doscientos hombres del Ejército, la policía bonaerense y la Armada, llegaron a la casa operativa en La Plata que ocultaba tras una sofisticada doble pared la imprenta más importante de Montoneros. Rodearon la casa antes de soltar las primeras ráfagas. Roberto César Porfidio, Alberto Oscar Bossio, Daniel Eduardo Mendiburu Elicabe, Juan Carlos Peiris y Diana Esmeralda Teruggi, los militantes que estaban en la casa y resistieron varias horas bajo una lluvia de balas, fueron asesinados. También estaba la pequeña Clara Anahí, de tres meses de edad, que fue sacada con vida por las fuerzas conjuntas. Desde los techos vecinos, asistían a la matanza los altos mandos militares y policiales, como Ramón Camps y Miguel Etchecolatz.

El fuego contra la casa duró casi cuatro horas, convirtiendo a ese barrio de casas bajas y techos de tejas en algo muy parecido al infierno. Una pericia de Gendarmería, que se hizo durante el juicio a Miguel Osvaldo Etchecolatz, determinó que el boquete de la fachada de la casa sólo pudo abrirlo un proyectil de energía cinética, un obus de 76,2 mm disparado desde un tanque Scherman o un proyectil con carga hueca lanzado con un lanzacohetes.

La versión oficial de la policía fue que no hubo sobrevivientes. Pero pronto asomaron los primeros indicios —que se fueron sumando con el paso del tiempo—, de que la niña estaba viva. El comisario Osvaldo Sertorio se lo dijo en persona a Chicha, y le aconsejó la buscara por sus ropas, porque probablemente ya tuviera otro nombre. Un morguero declaró en la justicia que ese día interrumpieron su jornada en el cementerio y le pidieron que estacionara su camión funerario en la esquina de 31 y 56, y esperara. El hombre recogió los cuerpos y aseguró que eran todos adultos.

Mientras su espera que su nieta llegue de una vez hasta ella, “Chicha” está en cama, con reposo, con los bronquios afectados por el asma que se le desató hace dos años, durante la trágica inundación de La Plata que dejó 89 muertos. Ese 2 de abril de 2013, Chicha fue sacada por la mujer que la cuidaba de su habitación, con el agua a la cintura, y tuvo que dormir tres noches en la planta alta de una casa vecina. Desde entonces no ha podido recuperar la totalidad de su archivo.

El 7 de marzo de este año, a través de las redes sociales, Chicha volvió a publicar una carta donde pide por el abrazado tan postergado con su nieta. “A mis 91 años mi aspiración es abrazarte y reconocerme en tu mirada, me gustaría que vinieras hacia mí para que esta larga búsqueda se concretara. Es el mayor anhelo que me mantiene en pie, el que por fin nos encontremos. Mi amada Clara Anahí, mientras te espero seguiré buscándote! Te abrazo muy fuerte, tu abuela "Chicha Mariani"”.

Fuente: Infojus

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