Mendoza, provincia fundida

Cornejo en San Juan: "A la minería y al cobre los necesitan los pobres, los trabajadores y la clase media golpeada"

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Con indicadores sociales y económicos en caída libre y las finanzas ajustadas por la deuda que él mismo tomó en 2016, Alfredo Cornejo volvió a promocionar a la megaminería metalífera como tabla de salvación para Mendoza.

Mendoza ostenta un índice de pobreza que alcanza el 42,2%, el Gran Mendoza se posiciona como uno de los aglomerados urbanos más afectados del país en términos sociales y económicos. Lejos de los estándares de desarrollo de otras ciudades con poblaciones similares, la región no solo registra los ingresos laborales más bajos, sino que también muestra una pobreza que supera a la de Córdoba, Rosario y La Plata.

Mendoza exhibe números de provincia fundida tras 10 años del cornejismo en el poder

Tras 10 años con Cornejo manejando los hilos del poder en Mendoza, esta provincia presenta una incidencia de pobreza comparable al promedio del Noroeste, que asciende al 42,8%, según el instituto nacional, e incluso supera el registro de La Rioja, donde la pobreza fue del 41,2% y a Gran Tucumán, que tiene 40,8%.

En ese contexto, y dos días después de una enorme audiencia popular en Uspallata contra San Jorge, Cornejo participó en la conferencia internacional “Argentina Cobre II” en San Juan, donde compartió escenario con sus pares de provincias del norte argentino, funcionarios nacionales y representantes del sector privado.

Cornejo insistió en que la minería y el cobre son clave para combatir la pobreza, mejorar los salarios, aumentar la productividad y cuidar el ambiente.

"El motor de la minería y del cobre lo necesitan los más pobres, los trabajadores, nuestra clase media golpeada y el ambiente del mundo. Por eso vamos por el cobre para encender un nuevo motor del desarrollo argentino. Vamos a Mendoza, vamos a San Juan, a Catamarca, a Jujuy, a Salta. Vamos a todas las provincias que puedan hacer cobre”, señaló

Un panorama crítico

La pobreza en Mendoza supera a la de aglomerados urbanos de similar escala; el empleo industrial se retrae, y la precarización se profundiza con el crecimiento de monotributistas.

En ese contexto, Cornejo insistió en que “la Argentina necesita otros motores de desarrollo”, y colocó al cobre en el centro de su propuesta extractiva. Según el mandatario, el mineral representa “una oportunidad única, tanto económica como ambiental”.

Cornejo reivindicó la reforma del Código de Procedimiento Minero mendocino que, en sus palabras, “agiliza los permisos”.

 “Ya no hay excusas. Allí están los proyectos aprobados y en la próxima campaña a explorar, a perforar, a ver si realmente hay cobre en la cantidad y calidad que necesita el mercado. Seguramente sí. Con lo cual, una excusa menos”, señaló.

San Jorge y la resistencia

Dos días antes del discurso de Cornejo, Uspallata fue escenario de una audiencia pública popular con fuerte rechazo al proyecto San Jorge. La participación masiva evidenció la vigencia del conflicto territorial por el agua y la megaminería.

Un pueblo partido por la minera San Jorge, crónica desde Uspallata

Una narrativa extractiva

La lógica oficial, sostenida también por el secretario de Minería de la Nación, Luis Lucero, afirma que “no hay minería si no hay provincias mineras”. Bajo esta consigna, se busca consolidar alianzas político-empresariales que garanticen “estabilidad, previsibilidad y competitividad”, en palabras del funcionario. Lucero aseguró que la minería “no es periférica” sino “la locomotora del desarrollo federal”.

La narrativa del cobre como solución para la pobreza, el desempleo y el ambiente contrasta con los datos estructurales de Mendoza. Mientras se celebra el desembarco de capitales y la apertura regulatoria, las comunidades en los territorios siguen exigiendo otro modelo productivo. En ese cruce se juega el verdadero momento de la minería: entre la promesa y el conflicto.

 

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