
El presidente de Bolivia, Luis Arce, anunció su renuncia a la candidatura presidencial en las elecciones de agosto, mediante un comunicado dirigido al pueblo boliviano. Arce asumió la presidencia en 2020. En el renunciamiento expresó su firme convicción de que no contribuirá a la división del voto popular ni permitirá el avance de proyectos políticos adversos al Estado Plurinacional.
El presidente justificó su decisión en la importancia de evitar una fragmentación del voto que pudiera favorecer a sectores adversos al oficialismo. En su declaración, instó al expresidente Evo Morales a seguir el mismo camino y desistir de su postulación, con el objetivo de preservar la continuidad del proyecto político del Movimiento al Socialismo (MAS).
Morales ha insistido en su postulación, aunque pesa sobre el una inhabilitación judicial para ser candidato.
El núcleo duro de la sustentación popular de Evo Morales reside en el Trópico de Cochabamba, desde donde sus seguidores marcharán hasta la ciudad de La Paz con el fin de inscribir a Morales, a quien consideran “el candidato del pueblo”.
La renuncia de Arce a la candidatura se produce en un contexto de divisiones internas dentro del MAS, lo que ha debilitado su imagen pública y generado incertidumbre sobre el futuro del partido en las próximas elecciones. Además, la crisis económica La producción de gas, principal fuente de divisas del país, ha disminuido en los últimos años, lo que ha obligado al Gobierno a importar combustibles y ha generado una fuerte presión sobre el mercado cambiario. La inflación interanual alcanzó el 15%, la más alta desde 2008.
Luis Arce abogó por la unidad
Arce subrayó la importancia de la unidad de la izquierda para enfrentar a lo que describió como una amenaza de sectores identificados con el imperialismo y el saqueo de los recursos naturales del país. Enfatizó que la fragmentación del oficialismo solo favorecería a fuerzas opositoras y sostuvo que la reorganización del bloque nacional popular debe basarse en la unidad en la acción, unidad programática y unidad en el voto.
En un llamado a la militancia y a las organizaciones sociales, el mandatario propuso fortalecer el respaldo en torno al candidato con mayores posibilidades de triunfo frente a la oposición. “La unidad no debe ser una forma jurídica y burocrática”, señaló en su declaración, haciendo hincapié en la necesidad de cohesión dentro del campo progresista.
El anuncio se da en un contexto de tensiones políticas dentro del oficialismo y desafíos económicos que han afectado la estabilidad del país en los últimos meses. La renuncia de Arce a la candidatura abre un nuevo escenario en la contienda electoral, dejando al partido en la tarea de consolidar una estrategia que garantice su continuidad en el Gobierno.
La decisión del presidente marca un punto de inflexión en la disputa interna del Movimiento al Socialismo (MAS), mientras se define quién representará al oficialismo en los comicios de agosto. Arce, por su parte, reafirmó su compromiso de contribuir a la consolidación del proyecto político que llevó al MAS al poder, manteniéndose “con la frente en alto y de cara al pueblo siempre”.
El panorama electoral en Bolivia se presenta incierto, con un oficialismo dividido y una oposición que aún no ha logrado consolidar un frente único. La renuncia de Arce a la candidatura podría redefinir el escenario político en los próximos meses, mientras el MAS busca articular una estrategia que le permita mantener su hegemonía en el país.