A mediados de año termina el mandato de Javier Guevara como secretario general, pero además el gremio docente elegirá un secretario general por departamento, por primera vez en su historia. Por eso, cada punto que se gana o se pierde en la discusión con el gobierno vale mucho más de lo que incide en los bolsillos docentes.
Por Javier Polvani
@javierpolvani
Son noticia por lo que dicen en la paritaria, pero sus movimientos están condicionados por una historia que se desarrolla a la sombra de las luces de las cámaras: a mediados de año hay elecciones en el SUTE. Los dirigentes del gremio de los educadores no tendrán otro escenario más amplio e iluminado que el de la paritaria para fijar la plataforma electoral de cada agrupación hasta que se desarrollen las elecciones, que en principiose harán en julio.
No sólo se elegirá el sucesor de Javier Guevara, secretario general del sindicato, también se consagra en los próximos comicios a los secretarios generales departamentales, 18 cargos que se pondrán en juego por primera vez en el gremio de los docentes. Por eso, cada punto porcentual que se gana o se pierde en la discusión con el gobierno para la dirigencia del oficialismo y la oposición del SUTE vale mucho más que los cerca de 40 pesos que incide cada punto en el bolsillo de los docentes con 10 años de antigüedad, referencia que usa el gremio para graficar el efecto de la negociación en los salarios reales.
El año pasado, cuando hervía la interna del SUTE entre el oficialismo celeste referenciado con Gustavo Maure y la oposición fraccionada entre lilas y marrones, se produjo un cambio en el organigrama dirigencial del gremio. Desde este año, cada departamento tendrá su secretario general y consejo directivo con margen de acción sindical y presupuesto independiente al del secretariado general provincial.
Desde el inicio el mandato de Guevara se desarrolló en un clima de máxima politización interna, luego de imponerse en unas elecciones desfavorables entre los docentes activos que se definió a su favor gracias al importante apoyo que tuvo entre los jubilados. La paritaria del año pasado fue el telón de una violenta pelea verbal durante una manifestación frente a la Casa de Gobierno entre los celestes, de Guevara, y el resto, que insultó y prometió desbancar al oficialismo con cánticos y gritos. Con ese contexto se abrió el juego en la interna del gremio para los líderes territoriales, con la descentralización del gremio en 18 estructuras departamentales, las que contarán con autoridades electas por los afiliados y presupuesto propio para gestionar.
Las agrupaciones internas del SUTE ya están en campaña para ganar la mayor cantidad de cargos de los se pondrán en juego en las elecciones, que aún no tienen fecha precisa, pero se estima que ocurrirán en julio. La brecha entre las fuerzas internas que conviven en la política gremial de los trabajadores de la educación no quedó en evidencia desde que empezaron las negociaciones con el Gobierno porque ninguna propuesta oficial fue aceptable para ningún sector del SUTE.
Para Guevara, la movida que terminó en el fortalecimiento de las representaciones departamentales, hasta ahora ejercida dentro del cuerpo de delegados a nivel provincial, “fue la respuesta más federalista de todo el sindicalismo”. El secretario general desconoce que la medida se tomó en un clima interno recalentado por la sublevación de las bases contra la mecánica de negociación salarial de la conducción que fue aprovechado por la oposición política sindical para sumar en contra de la lista celeste.
En la paritaria que está en los medios en los últimos días, la conducción del sindicato está dispuesta a militar una oferta del gobierno del 25%, porcentaje que está más de tres puntos por encima del último ofrecimimiento oficial, que fue rechazado de plano. Pero en la otra punta de la interna gremial, la lista marrón milita entre los docentes no aceptar una oferta menos a un porcentaje que lleve el salario mínimo docente a 7.000 pesos. Los dirigentes de este sector, que integra a líneas de la izquierda con independientes, no se sientan a negociar con el gobierno pero tienen campo en las escuelas para convencer a los docentes de que en año electoral es posible un aumento mejor del que negocie la conducción de Guevara, a la que pretende limar de cara a la competencia electoral.