Por Claudio D. Minghetti
Enviado especial de Télam
Con la sala de la Gare du Midi repleta como en todas las funciones nocturnas de la 24° edición del Festival Biarritz Amérique Latine Cinémas & Cultures, el jurado presidido por el escritor argentino Alan Pauls eligió como merecedora del premio Abrazo a mejor actriz a la argentina Dolores Fonzi, por su trabajo protagónico en “Paulina” (La patota), de Santiago Mitre, siguiendo así su recolección de lauros en diferentes festivales.
En el filme, Dolores Fonzi encarna a Paulina, una brillante abogada de 28 años que elige dar clases de educación cívica en un lugar alejado de la provincia de Misiones, aceptando sacrificar su vida privada, y que apenas llega es atacada por una pandilla de jóvenes, entre ellos algunos de sus propios alumnos, dando pie a una nueva lectura de su presente, igualmente aferrada a sus convicciones, y dispuesta a enfrentar un entorno que no parece comprenderla.
El premio a mejor filme fue para el guatemalteco “Ixcamul-Volcán”, de Jayro Bustamante, que también recibió el lauro del Sindicato de Críticos, mientras que el Premio del Jurado fue para “Un monstruo de mil cabezas”, del uruguayo Rodrigo Plá, por México, y el destinado a Mejor Actor para Luis Silva, por la coproducción entre Venezuela y México “Desde allá”, de Lorenzo Vigas, que viene de ganar el León de Oro como Mejor Filme del Festival de Venecia.
“Ixcamul-El volcán”, cuenta la historia de una joven maya hija de un matrimonio de campesinos muy humildes afincados al pie de un volcán muy atrasado y alejado del ritmo urbano, que vivirá un intenso drama a partir de que sus padres la comprometen con un capataz de un cafetal y al mismo tiempo queda embarazada de un simple peón del lugar que emigra a México.
El thriller “Un monstruo de mil cabezas”, tiene como eje a una esposa que, con el fin de que el seguro médico de su esposo, enfermo de cáncer, siga gozando de la quimioterapia que puede, quizás, salvarle la vida, comienza un raíd a punta de pistola pidiendo las autorizaciones pertinentes a un sistema que, es evidente, privilegia sus ganancias al dolor de sus clientes.
En “Desde allá”, Luis Silva encarna a un hombre maduro, mecánico dental, soltero, un onanista adicto a jóvenes a los que desea ver semidesnudos, pero con los que no tiene contacto físico, hasta que aparece uno que, escucha su enigmático deseo de ver a su padre muerto, y con el que construirá un vínculo que desemboca en un final sorpresivo.
En la entrega, que precedió a la exhibición de “Zonda, folclore argentino”, de Carlos Saura, coproducción entre Argentina, España y Francia, también se entregaron el Premio del Público, a “La dictadura perfecta”, de Luis Estrada , la película mexicana más taquillera del 2014 y el premio a Mejor Documental para “Invasión”, de Abner Beanim, coproducción entre Panamá y Argentina.
El Premio del Público en el rubro documental fue para la producción chilena “La Once”, de Maite Alberdi, que viene de ganar en Guadalajara, acerca de cinco amigas veteranas que se juntan a tomar el té una vez al mes, desde hace sesenta años, para evocar un pasado común y se esfuerzan por demostrar que no son anticuadas, olvidando un rato los achaques de la vejez.
En materia de cortometrajes, el premio principal fue para “O bom comportamento”, de la brasileña Eva Randolph, hubo una Mención Especial para “Domingo”, del mexicano Raúl López Echeverría y el Premio TV5 Monde para “Las cosas simples”, del chileno Alvaro Anguita, mientras que el de la juventud en este rubro fue para Echo Chamber, de Guillermo Moncayo, en representación de Colombia, Argentina también se llevó el denominado Proyecto Lizieres, de apoyo para desarrollo de proyectos artísticos, en este caso el documental en coproducción con Mexico “En la piel del otro”, de Laura Bruschtein, de quien aquí se vio “Tiempo suspendido”, acerca de su abuela, la Madre de Plaza de Mayo Laura Bonaparte.
El festival, que tuvo una concurrencia superior a los 50.000 espectadores en todas sus funciones, demostró una vez más su liderazgo en la materia de cine de América latina en Europa, y en el que este año, más allá de la selección oficial, se programó un foco dedicado a Ecuador, con una decena de títulos de reciente cosecha, que permitió un contacto valioso para una cinematografía creciente.
Con una organización perfecta, tanto en las funciones en cuatro salas, la proximidad de los hacedores de los filmes en todas ellas, así como las actividades paralelas que este año hicieron foco en Ecuador, pero también con una participación del múltiples países, el Festival de Biarritz confirma su importancia y trascendencia en el calendario festivalero mundial.