El BBVA propone que el trabajador pague parte de su indemnización por despido, pero el planteo lo disfrazan de la siguiente manera: "Un informe de BBVA Research plantea incentivar la contratación indefinida modernizando el sistema de indemnización por finalización de contrato y aquí propone que una parte dependa de la antigüedad y otra de una cuenta de ahorro individual, que se nutriría de aportaciones periódicas."
Esta parrafada en terminología de mercado y bajo la premisa de "modernización del sistema de indemnización" no es sino una nueva forma de asalto a los ingresos de la clase trabajadora.
Ya el diario Público lo informaba de la siguiente manera, mucho más clara y elocuente: "BBVA plantea que los trabajadores sufraguen parte de su indemnización por despido".
Los expertos del banco defienden un sistema mixto en el que parte de la indemnización por finalización de contrato dependa de la antigüedad del empleado en la empresa y otra de una cuenta de ahorro individual.
Los economistas del BBVA defienden que parte de la indemnización por despido sea costeada por el propio trabajador, a través de aportaciones regulares. Es lo que los expertos conocen como el modelo austriaco, que se puso sobre la mesa en 2010, cuando se debatió la reforma laboral acometida durante el Gobierno socialista. Finalmente, el Ejecutivo de de José Luis Rodríguez Zapatero dejó marchitar la propuesta de una hucha para el despido, que no fue luego recogida por el PP en su reforma de 2012.
Así, el BBVA Research defiende ahora un sistema mixto en el que parte de la indemnización por finalización de contrato dependa de la antigüedad del trabajador en la empresa y otra de una cuenta de ahorro individual.
La aportación del trabajador a la hucha del despido sería equivalente al 2,19% de su salario bruto anual. De esta forma, los nuevos contratos dispondrían de una cuenta de ahorro personal, que vendría a ser "una mochila" o fondo de capitalización para sufragar parte de la indemnización por despido y que se iría nutriendo de aportaciones periódicas por un importe equivalente a 8 días de salario por año trabajado, lo que supone un tipo de cotización estable del 2,19% del salario bruto anual.
El economista jefe de Economías Desarrolladas de BBVA Research, Rafael Doménech ha afirmado que esta "mochila" aumentaría el porcentaje de indefinidos, mejoraría la productividad, los salarios medios, el consumo privado, la inversión de las empresas y la productividad.
Este modelo, según los responsables del servicio de estudios del banco, sería obligatorio para los nuevos contratos y voluntaria para los que ya trabajan. A la pregunta de quién controlaría la "mochila", Doménech se ha decantado porque sea la Seguridad Social la que gestione el fondo de capitalización, al tiempo que ha descartado que la propuesta suponga un abaratamiento del despido. En caso de que el trabajador no sea despedido, podría recuperar la "mochila" en su jubilación.
Según el servicio de estudios de BBVA, la modificación del sistema indemnizatorio podría tener efectos favorables sobre la negociación colectiva y "además la cuenta individual supondría una repercusión positiva para las empresas, los trabajadores y el ahorro nacional".
Según la propuesta del banco, las indemnizaciones en caso de despido procedente serían de cero días si la antigüedad del trabajador es de un año o menos; 4 días de salario por año trabajado, si la antigüedad es de 2 años; de 8 días si es de 3 y de 12 si es de 4 años o más.
Pero si el trabajador recupera además el fondo que ha ido nutriendo, la indemnización final por despido sería de 8 días si es despedido el primer año, 12 en el segundo, 16 en el tercero y 20, con cuatro añoso ó más. Cuando el despido es improcedente, el coste sería de 4 días de salario por año trabajado el primer día, aumentado en 3 días con cada año de antigüedad en la empresa hasta un máximo de 25. Así, la indemnización total alcanzaría al menos los 33 días por año trabajado para los empleados con una antigüedad de 8 años o más.
Doménech ha explicado que este nuevo modelo no supone de entrada una rebaja salarial efectiva, ni tampoco una rebaja del coste del despido, ya que las aportaciones a las cuentas individuales son parte del salario, aunque "diferido", y porque la definición del salario es, al fin y al cabo, fruto de una negociación del trabajador o los sindicatos con la empresa. "La aportaciones a la 'mochila' la pagan las empresas como todos los costes laborales", ha añadido.
BBVA Researh ha planteado otras medidas como simplificar "sustantivamente" el menú de tipos de contrato. Según Doménech, la reforma laboral "no ha sido suficiente" para reducir el uso de la contratación temporal frente a la indefinida. Ante ello, el BBVA Research apuesta, en primer lugar, por "ir más allá" en la simplificación de las modalidades de contrato hasta un total de tres: uno indefinido, que debería funcionar "por defecto"; otro temporal causal que englobe a todos los temporales actuales y con una duración máxima de 24 meses; y, finalmente, otro de formación y aprendizaje, indefinido si es promovido por la empresa y temporal si es fruto de un convenio con instituciones educativas. Además, estas nuevas modalidades contemplarían la posibilidad de que se realicen a tiempo parcial.
En este punto, el informe señala que "sería conveniente reorientar una parte de los recursos destinados a bonificar la contratación hacia políticas que aumenten la empleabilidad de los trabajadores, especialmente de aquellos que concentran las mayores tasas de paro".
Fuente: Kaosenlared.net/Público.es