El ultraconservador Ebrahim Raisi ganó los comicios presidenciales en Irán. Se impuso a otros tres candidatos en una elecciones que convocaron a menos de la mitad de los empadronados a las urnas.
Con candidatos proscriptos, los comicios estaban armados para el triunfo de Raisi, quien es el principal juez de Irán. Tiene posturas marcadamente conservadoras.
Raisi representa a la línea dura, que se opone a dar mayores libertades sociales a los iraníes a la vez que desconfía de Occidente, aunque apuesta a recomponer relaciones reflotando el tratado nuclear con Estados Unidos, que interrumpió Trump.
La elección de Raise comenzó en la campaña, con el direccionamiento de la compulsa hacia su postulación. El presidente de Irán es el segundo funcionario de mayor rango en el país, después del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.
La afluencia del electorado a las urnas fue escasa si se la compara con la cita electoral del 2017, cuando concurrió a votar el 73 por ciento del padrón.
Raisi sacó en torno al 62% de los votos, casi 18 millones de los más de 28 millones emitidos, informó la televisión estatal del país persa.
El electo es acusado de crímenes contra presos políticos en los '80. El clérigo de 60 años ejerció como fiscal durante la mayor parte de su carrera. En 2019 fue nombrado jefe del poder judicial de la nación. Dos años antes había perdido la contienda electoral con el presidente Rouhani.
Querer no es poder ser candidato
El Consejo de Guardianes es una organización no electiva integrada por 12 juristas y teólogos. Se ocupa de legalizar las candidaturas, entre otros roles. Es decir, filtra los nombres de los aspirantes sin órganos de contralor sobre sus decisiones.
Este año se anotaron 600 candidatos, entre ellos 40 mujeres. Los guardianes dejaron pasar a siete solamente. Y tres de estos se bajaron antes de los comicios, con lo cual quedaron cuatro postulantes en carrera.
El proceso fue visto mal por una parte importante de la población. También algunos candidatos proscriptos llamaron a la no votar. Todo se conjugó para que la afluencia a las urnas fuese acotada.