El intendente de Santa Rosa, Sergio Salgado, pasó de ser el principal impulsor local del desembarco de La Salada en su departamento a actuar como de vocero del negocio que instalará el empresario Jorge Castillo. En ese rol, este viernes informó que no será posible el debut de la feria comercial este fin de semana como preveía el dueño del negocio para vender guardapolvos e indumentaria escolar barata una semana antes del inicio de clases.
La radicación de la feria en un predio gigante ubicado a un costado de la Ruta Nacional 7 fue aprobada por la comuna, aunque el intendente explicó que "trabajaremos con el Concejo en alguna ordenanza para regularlo". Mientras tanto, un convenio firmado por Castillo y el Municipio permitirá la apertura del "shopping de los pobres" en el Este mendocino contra la idea de intendentes vecinos y lejanos, además del gremio mercantil y las entidades de comerciantes de la provincia.
El intendente se hizo cargo de avisar al público por los medios que no se produciría el debut de la feria el día señalado por el desarrollador del negocio "porque no están dadas las condiciones para que arranque este emprendimiento mañana (por el sábado), como dijo Castillo". Salgado dio estas explicaciones en una entrevista con LV10, este viernes en la mañana.
El intendente cotó que el jueves "estuvo el apoderado de La Salada en mi despacho firmando el acuerdo de capacitación, por ende a pesar de que la gente que se ha convocado tiene conocimiento en la materia, es imposible que comience a funcionar el 16 (de febrero)".
La aparición de La Salada en Santa Rosa se produjo luego del rechazo del intendente de Guaymallén a la radicación en un predio de ese departamento, donde eligió instalarse Castillo en primera instancia. La negociación de ese desembarco se rompió no bien se hizo pública, a diferencia de otras tratativas que intentó el empresario en otros departamentos hasta recalar en el despacho de Salgado.
En Santa Rosa, Castillo encontró asilo para su feria y un calificado vocero para el desarrollo de su negocio en Mendoza. Y Salgado halló en el negocio de Castillo una razón para hacer política.