Escenario inédito

Geopolítica bajo fuego: el mapa de la "guerra mundial a pedacitos" que advirtió el papa Francisco

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Imagen generada con Grok.

“Estamos en una guerra mundial. Yo lo he definido como una guerra mundial a pedacitos, pero estamos en una guerra mundial”. El escenario geopolítico sintetizado con admirable precisión en esas dos oraciones por el Papa Francisco meses antes de morir transita un proceso de consolidación constante.

La última escalada impactante en ese contexto está ocurriendo en la zona núcleo del desarrollo global: India y Pakistán recalentaron una disputa territorial añeja alimentando las posibilidades de una guerra que más temprano que tarde terminaría involucrando a China.  

La incidencia de intereses de las potencias globales reavivó confrontaciones que derivaron en enfrentamientos armados en Asia y Europa.

El formato de la guerra mundial esbozado por Jorge Bergoglio en una entrevista con Jorge Fontevecchia tiene diferencias con los de las dos primeras versiones de guerra mundial experimentadas en el siglo XX tan amplias como las que distinguen al marco tecnológico de cada contienda. La guerra mundial a pedacitos comprende una multitud de conflictos en los que se cruzan intereses particulares de los más poderosos actores de la geopolítica.

La sucesión de escaladas hasta la confrontación bélica o sus fronteras es inexplicable sin considerar la incidencia de intereses geopolíticos en la exacerbación de las causas autóctonas de los conflictos, que en general derivan de disputas históricas, a veces vinculadas a diferencias religiosas o culturales, que complejizan al extremo las posibilidades de la política para saldar las diferencias en sus instancias de negociación, previas al últimos recurso que ofrece: la guerra.

Los pedacitos de la guerra mundial

Entonces, el escenario geopolítico se caracteriza por una tensión marcada en múltiples frentes y por una creciente multipolaridad en la arena internacional. La escena de la disputa por el poder global está marcada a fuego por, al menos, tres factores:

  • Multiplicidad de focos de conflictos: En Oriente Medio, la persistente inestabilidad se manifiesta en enfrentamientos en Gaza, tensiones en Siria y la rivalidad histórica entre Israel e Irán. Mientras tanto, la prolongada guerra en Ucrania sigue siendo un foco crítico entre Rusia y Occidente. Además, el reciente aumento de hostilidades entre India y Pakistán en la región de Cachemira añade otro punto de riesgo en Asia, con potenciales escaladas que atraen la atención de potencias globales.
  • Rivalidad entre grandes potencias: La competencia estratégica entre Estados Unidos y China se intensifica a través de disputas comerciales, tecnológicas y militarizadas, extendiéndose a ámbitos como el Mar de China Meridional y la situación en Taiwán. Esta rivalidad contribuye a un clima general de incertidumbre, evidenciado también en desarrollos en otras regiones como la península de Corea.
  • Conflictos internos y regionales: Además de los enfrentamientos interestatales, diversas regiones—como partes de África, América Latina y zonas del Sudeste Asiático—viven crisis internas derivadas de conflictos étnicos, luchas por recursos y problemas políticos estructurales. Estos conflictos, aunque a veces considerados de menor escala, tienen el potencial de desestabilizar regiones enteras y de generar repercusiones en el orden global.
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El panorama geopolítico es un mosaico complejo donde los intereses nacionales y las rivalidades históricas se entrelazan con desafíos transnacionales. Mientras tanto, los habitantes de vastas regiones del planeta son testigos directos, cuando no víctimas, de la ampliación del despliegue bélico derivado del fracaso las instancias de negociación que presenta la política antes de ofrecer su último recurso: la guerra. 

Algunos de los conflictos en pleno desarrollo con más impacto geopolítico:

  • Oriente Medio: La región sigue siendo un foco de tensión. Israel ha intensificado sus acciones militares en Gaza tras los eventos de 2023, mientras que el colapso del régimen de Assad en Siria ha generado un vacío de poder que grupos extremistas intentan llenar. Además, las tensiones entre Irán, Estados Unidos e Israel han aumentado debido a los ataques israelíes contra grupos vinculados a Irán en Gaza, Líbano y Siria.
  • Estados Unidos vs. China: La rivalidad entre ambas potencias continúa en múltiples frentes, desde disputas comerciales hasta tensiones militares en el Mar de China Meridional y Taiwán. La creciente militarización de la región y los acuerdos de defensa han exacerbado los riesgos de una confrontación directa.
  • Guerra en Ucrania: El conflicto entre Rusia y Ucrania persiste sin una solución diplomática clara. Las sanciones económicas contra Rusia y el apoyo militar a Ucrania por parte de países occidentales mantienen una situación de tensión constante.
  • India - Pakistán: el conflicto ha escalado recientemente, especialmente en la región de Cachemira, que sigue siendo un punto de tensión histórica. En abril de 2025, un ataque terrorista en Cachemira india dejó 26 turistas muertos, lo que llevó a India a lanzar la Operación Sindoor, una ofensiva militar contra objetivos en Pakistán y en la parte de Cachemira bajo administración paquistaní. En respuesta, Pakistán realizó bombardeos en la Línea de Control, causando 15 muertes en India. La situación se agravó con ataques cruzados de misiles y drones, lo que generó preocupación internacional. Estados Unidos intervino en la mediación y logró un alto el fuego inmediato, aunque la estabilidad a largo plazo sigue siendo incierta. La comunidad internacional, incluido el G7, ha pedido una desescalada inmediata para evitar una crisis mayor.
  • Myanmar: La guerra civil iniciada tras el golpe militar de 2021 ha alcanzado niveles críticos. La resistencia ha ganado terreno, pero la intervención de China en apoyo al régimen ha complicado la situación.
  • Sudán: La guerra civil en Sudán, reactivada desde 2023, afecta a gran parte del país. Marca Sudán, con foco en las regiones de Darfur y Jartum.
  • Somalia: El conflicto con Al Shabaab sigue activo. Marca Somalia, especialmente el sur y centro del país.
  • República Democrática del Congo (RDC): El conflicto en la región de Kivu, con el grupo armado M23, sigue causando violencia. Marca el este de la RDC, cerca de las fronteras con Ruanda y Uganda.
  • Nigeria: Los enfrentamientos con Boko Haram y otros grupos armados persisten en el noreste. Marca el noreste de Nigeria, especialmente los estados de Borno, Yobe y Adamawa.
  • Etiopía: Aunque el conflicto en Tigray terminó en 2022, tensiones residuales y otros enfrentamientos persisten. Marca el norte de Etiopía, especialmente la región de Tigray y áreas fronterizas con Sudán. 

Lado B de las tensiones geopolíticas

Se pueden identificar otros focos críticos que, aunque sean de menor escala o de carácter interno, también configuran el panorama geopolítico global:

  • América Latina: En países como México y Colombia, la violencia derivada del narcotráfico, la actividad de grupos armados y la inestabilidad política generan tensiones que, aunque no se encuadren tradicionalmente como guerras interestatales, tienen el potencial de desestabilizar la región y afectar la seguridad transnacional. Estos conflictos internos –también vinculados a disputas por el control de territorios y recursos– se han señalado en diversos análisis como riesgos emergentes importantes para 2025.
  • África: Diversos escenarios en el continente continúan siendo focos de preocupación. En el Sahel, por ejemplo, insurgencias y conflictos internos en países como Malí, Níger y Burkina Faso se han intensificado, repercutiendo en la estabilidad regional. Asimismo, zonas del Cuerno de África y otros países donde se dan tensiones fruto de disputas étnicas, recursos o influencias externas pueden evolucionar hacia crisis de mayor envergadura. Aunque estos conflictos suelen ser de carácter interno, sus implicancias en la seguridad regional y, a veces, global, los convierten en retos cruciales en el actual escenario geopolítico.
  • Península de Corea: Si bien en los últimos tiempos la escalada directa no ha sido tan pronunciada como en otros focos, la persistente inestabilidad derivada de las provocaciones de Corea del Norte y la respuesta de la comunidad internacional continúan siendo una preocupación latente. La posibilidad de que tensiones en la península puedan reavivarse o desencadenar una situación de mayor riesgo siempre está presente en el radar estratégico global.

Tendencias que esclarecen el escenario

Seis tendencias ofrecen un panorama amplio y dinámico del entorno geopolítico actual. Cada una de ellas interactúa y se refuerza, evidenciando un escenario complejo en el que las disputas de poder, la evolución tecnológica y los desafíos medioambientales son piezas que deben considerarse para anticipar y responder eficazmente a los eventos internacionales.

  1. Creciente Multipolaridad El viejo orden bipolar o unipolar se difumina ante la emergencia de múltiples centros de poder. Estados Unidos, China, la Unión Europea, Rusia, India y otros actores regionales compiten por influencia en distintos ámbitos (económicos, militares y tecnológicos). Esta dispersión del poder obliga a replantear alianzas y a un enfoque más matizado en la política exterior, ya que ninguna potencia domina de forma absoluta el escenario internacional.
  2.  Guerra Fragmentada y Conflictos Híbridos El concepto de “guerra mundial a pedacitos” resalta cómo los conflictos actuales se desarrollan en múltiples frentes y escalas. No se trata de una confrontación global homogénea, sino de conflictos regionales y locales que, conectados por intereses y rivalidades de grandes potencias, pueden escalar y tener repercusiones más amplias. Se observa la combinación de combates convencionales con tácticas híbridas—incluyendo ciberataques, desinformación y guerra económica—lo cual complica la respuesta internacional.
  3. Rivalidades entre Grandes Potencias y su Proyección Global La competencia estratégica entre Estados Unidos y China es especialmente relevante, ya que su enfrentamiento abarca desde ámbitos comerciales hasta disputas militares en regiones clave (por ejemplo, el Mar de China Meridional y Taiwán). Paralelamente, Rusia reafirma su influencia en conflictos regionales, como en Ucrania, y busca expandir su esfera de influencia. Estos enfrentamientos tienen efectos dominó que pueden involucrar a otros países o regiones, intensificando la incertidumbre global.
  4. Impacto de las Tecnologías y la Ciberseguridad El avance acelerado de la tecnología—especialmente en inteligencia artificial, ciberseguridad y comunicaciones—está transformando la manera en que se libra la guerra y se ejerce el poder. Los ataques informáticos, la manipulación de la información y la guerra digital se han convertido en herramientas estratégicas, lo que obliga a gobiernos y alianzas a actualizar sus estrategias de defensa y a replantear las normas globales en materia tecnológica.
  5. Tensiones por Recursos y Cambio Climático Los desafíos medioambientales y el acceso a recursos básicos, como energía, agua y alimentos, influyen cada vez más en las relaciones internacionales. El cambio climático genera migraciones forzadas y aumenta la vulnerabilidad de las regiones, lo que puede desencadenar conflictos internos y disputas internacionales. Esta dimensión ecológica exige una cooperativa adaptativa, o en su defecto, puede intensificar la competencia por recursos escasos.
  6. Desafíos de la Gobernanza Global y la Crisis de Instituciones Multilaterales Ante la fragmentación y el resurgimiento del nacionalismo, las instituciones multilaterales se encuentran bajo presión. La efectividad de organismos como la ONU, la OTAN o incluso bloques económicos se ve comprometida cuando en juego están intereses estratégicos divergentes. La carencia de consensos robustos puede dificultar la respuesta coordinada ante crisis globales, poniendo en entredicho el orden internacional tradicional.

En conclusión, el panorama geopolítico se erige como un tablero fragmentado, en el que cada conflicto—ya sea en Oriente Medio, Ucrania, Cachemira o en las crisis internas de diversas regiones—representa una pieza de una confrontación global en constante evolución. La "guerra a pedacitos" del Papa Francisco evidencia cómo los viejos antagonismos y las nuevas rivalidades se entrelazan en un escenario multipolar, donde la disputa por poder y recursos se libra en múltiples frentes y dimensiones, desde lo militar hasta lo tecnológico. Esta compleja red de intereses históricos, culturales y estratégicos se expandió como nunca se había visto mientras la confrontación desplazaba a la diplomacia como principal estrategia para abordar las tensiones geopolíticas.

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