Los empresarios de las autopartes quieren suspender el pago de salarios por tres meses. Durante ese lapso, proponen, pagar sumas no remunerativas equivalentes a la mitad de los ingresos mensuales de los trabajadores. Y amenazan con despedir a sus empleados si el gremio que los representa no acepta el plan.
La Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC) le mandó una misiva en ese sentido a Antonio Caló, secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM).
La carta lleva la firma de Raúl Amil, presidente de AFAC. Los empresarios se cobijan en los efectos del coronavirus, pero la industria automotriz viene de una crisis terminal insuflada por la gestión macrista.
“La imposibilidad de producir, la casi inexistente demanda, la ausencia de actividad comercial y las dificultades para efectuar cobranzas ya han generado faltantes de caja para afrontar los gastos mínimos del sector”, escribió la cámara que lidera Amil.
Recuerda que en los últimos años la actividad de los autopartistas viene en picada. Y remarca que el sector se enfrenta a una “escasez absoluta de fondos líquidos para afrontar las obligaciones, en particular salarios”.
Los empresarios autopartistas dicen que el problema que los aqueja es económico y no financiero. Entonces, advierten, “no es una solución viable recurrir al endeudamiento en un contexto donde la inexistencia de ingresos suficientes presentes y futuros hace imposible sostener el repago de la deuda”.
Ante ese panorama, la solución que encuentran los empresarios es reducir los salarios de sus trabajadores. Dicen que bajar sueldos es la única forma de “evitar situaciones que atenten contra la paz social en las empresas y actitudes abusivas de cualquiera de las partes que lleven a innumerables casos de conflicto”.
Se plantean pagar "un ingreso mínimo para los equipos de trabajo de una suma no remunerativa equivalente al 50 por ciento del salario ´de bolsillo´ para los meses de abril, mayo y junio”.
El fin último del hachazo a los salario es “preservar la supervivencia de las empresas, pensando no solo en el empleo actual sino también en el futuro”, dice la carta de Amil a Caló.