Pre brexit

Las piezas de la ingeniería del poder de los gobernadores de Las Provincias Unidas del Sur

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Los gobernadores de la Patagonia avanzan en una alianza regional para negociar con la nación y las empresas.

El gobernador chubutense Ignacio Torres se pasó un pueblo en su respuesta al castigo del presidente Javier Milei con el recorte de la coparticipación: amenazó con cortar la salida de gas y petróleo de la provincia. Esa es la visión de dos de sus principales aliados en la pelea por los recursos con la Nación: los gobernadores de Neuquén, Rolando Figueroa, y Río Negro, Alberto Weretilneck.

Cortar los suministros de gas y petróleo sería una represalia búmeran para las provincias productoras que necesitan de las regalías más que de ninguna otra cosa en tiempos del ajuste menos racional de la historia a manos de Milei, consideraron los mandatario de Neuquén y Río Negro a quienes quisieron escucharlos durante un evento desarrollado en la ciudad rionegrina de Cipolletti el lunes (26/2/2024).

Nada de esto invalidó los objetivos de la unión de gobernadores de la Patagonia, que ya debutó bajo la marca Provincias Unidas del Sur en la disputa por los intereses regionales. Más aún después de que un fallo judicial le diera la razón al mandatario chubutense en la pelea con Milei por la coparticipación, con lo cual desactivó la amenaza de Torres de cortar los suministros de gas y petróleo desde Chubut.

Los gobernadores de la Patagonia coincidieron no bien se produjeron los cambios de administración, en diciembre, en que debían aunar fuerzas para plantarse entre la motosierra de Milei y los intereses de la economía regional, que origina el 80 por ciento de la producción energética nacional.

La Patagonia es responsable de buena parte de los intereses geopolíticos sobre la Argentina. Tiene grandes fuentes de energía y agua dulce. Si Milei profundiza el acoso a las provincias, no va a tardar en agitarse un brexit criollo desde el sur del país.

Integran la liga patagónica los gobernadores de Neuquén, Río Negro, La Pampa, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

Dos mandatarios del grupo se reeligieron el año pasado: Gustavo Melella, de Tierra del Fuego, y Sergio Ziliotto, de La Pampa. Mientras que Alberto Weretilneck volvió a la gobernación de Río Negro, tras un periodo en el Congreso. Rolando Figueroa, en Neuquén, Ignacio Torres, en Chubut, y Claudio Vidal, en Santa Cruz, acaban de debutar al frente del Ejecutivo provincial.

Los gobernadores patagónicos arman un frente común.

Melella es de la agrupación Forja en Unión por la Patria. Zioliotto es peronista de Unión por la Patria. Torres es macrista. Vidal es sindicalista y encabezó la lista a la gobernación del macrismo. Weretilneck y Figueroa armaron sus propios partidos, el rionegrino hace 10 años y el neuquino unos meses antes de ganar la Gobernación, en abril del año pasado. Weretilneck escindió su fuerza de una alianza que tenía con el peronismo, mientras Figueroa militó en las primeras líneas del mítico MPN hasta irse a formar su propio partido.

En la política de la Patagonia avanzó fuerte el sindicalismo petrolero. El gobernador de Santa Cruz es el líder de los trabajadores petroleros de la provincia, mientras que el secretario general de los petroleros de Chubut, Jorge Loma Ávila fue electo diputado nacional en octubre del año pasado y asumió en diciembre. Los dos sindicalistas fueron en las listas del macrismo.

De lado del capital, en la Patagonia tienen yacimientos las petroleras más grandes del mundo, como Chevron, Shell o Total y las argentinas más poderosas, como YPF, Pan American Energy (Bulgheroni), Tecpetrol (Techint, de Paolo Rocca), Compañía General de Combustibles (Eurnekian), Vista (Galuccio) o Phoenix Global Resources (participan Vila y Manzano con socios suizos), entre otros. También hay interés fuerte en desembarcar de capitales de Medio Oriente ligados al ex presidente Mauricio Macri, quien fijó de segunda residencia la casa que se construyó en Villa La Angostura mientras era presidente.

Más allá de los partidos

Está claro que no es la afiliación política la que amalgamó a la liga de los gobernadores patagónicos, que se reunió por primera vez a días de los cambios de gobierno en la nación y las provincias. Weretilneck y Figueroa fueron los impulsores primarios de la unión a la que ninguno de sus pares patagónicos se negó.

Los gobernadores se dieron cuenta rápido que habían tenido razón para apurar el armado de un lobby regional articulado por los gobernadores, pero sustentado en el poder real de los capitales que se mueven entre los yacimientos. Milei intentó avanzar sobre la propiedad de los recursos naturales de las provincias, que tiene rango constitucional, con el DNU 70 y la Ley Ómnibus.

Los gobernadores frenaron rápido y sin los escándalos la intentona libertaria en una negociación urgente con el ministro del Interior, Guillermo Francos, que se resolvió como querían los jefes políticos de la provincias. Enviado por Milei, el jefe de la cartera política esgrimió que la avanzada sobre los recursos de las provincias se había originado en un error. Se comprometió a solucionarlo y cumplió.

Fin del capítulo de la novela con el gobierno nacional en el que los gobernadores patagónicos se terminaron de convencer de que encarar las negociaciones con la nación de a uno no le convenía a ninguno, por más que existan intereses contrapuestos al interior de la coalición.

Intereses tras el tejido regional

En el episodio siguiente el presidente escrachó a parte del grupo de la Patagonia por su rol para el fracaso de la Ley Ómnibus. Mientras tanto, los gobernadores fueron tejiendo una construcción institucional para contener el armado regional.

En el sector empresario patagónico hay entusiasmo con la movida. El chubutense Torres contó con el apoyo explícito del Sindicato Petrolero y con el implícito del sector empresario con intereses en la provincia. El gobernador dijo que los empresarios pesqueros lo llamaron para anunciar que suspenderían los despachos de pescados en apoyo al reclamo por la coparticipación. No hará falta, por ahora, porque la Justicia dictaminó que la Nación tiene que pagar.

Hay otro filón que se traen entre manos los gobernadores del bloque de las provincias patagónicas. Están en incipientes negociaciones para conformar una petrolera regional, con formato de empresa pública pluriestatal. El negocio de las provincias con el gas y el petróleo de su subsuelo se centra en la venta de los yacimientos y el cobro de regalías por la producción de los mismos.

La empresa que piensan los gobernadores en primera instancia se haría cargo de los yacimientos con concesiones revertidas desde una operadora a la provincia. Se trata de los yacimientos convencionales con muchos años en explotación que están en su fase de declino de producción. YPF está en plan de abandonar áreas fuera de Vaca Muerta para concentrarse en la formación no convencional.

El empresariado autóctono de las ciudades petroleras espera poder acceder al nivel uno del añillo de la producción hidrocarburífera, que comprende a la operación de los yacimientos, en general reservada para gigantes corporativos con intereses multinacionales involucrados. Tendrá competencia porque hay capitales internacionales dispuestos a ofertar a la empresa de los gobernadores una sociedad que explote las áreas revertidas. Se abre un mundo de negocios marginales a los de Vaca Muerta, con costos de producción y rentabilidad incomparables con los del shale.

El Chocón, otro frente de conflicto

Otro frente de negocios que está latente en la Patagonia es el de la generación eléctrica. Están vencidos y por vencer la mayor parte de los contratos de concesión de las represas de Neuquén y Río Negro. Las provincias quieren ser parte de la nueva estructura, pero todo indica que el gobierno nacional avanzará en la reprivatización.

El sistema de represas que integra El Chocón produce el siete por ciento de la electricidad nacional.

Entre los contratos a resolver está el del complejo hidroeléctrico de El Chocón, en el río Limay, que genera el 7% de la electricidad nacional. La concesión está prorrogada a favor de la italiana ENEL, que anunció su salida del país. La definición sobre el futuro de las represas no debería demorarse. Representa un hipótesis de conflicto entre la Nación y las provincias.

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