23 años

Memoria de un crimen político: ponen una placa de José Luis Cabezas en el parque de Maipú

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La delegación de ARGRA de Mendoza rindió homenaje a José Luis Cabezas en Maipú.

Una placa en homenaje a José Luis Cabezas fue descubierta en el Paseo de los Pinos, del Parque Metropolitano, de Maipú. El acto fue encabezado por el delegado de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA) en Mendoza, Marcelo Ruiz, y el intendente Matías Stevanato. Un grupo de fotógrafos del periodismo mendocino cumplieron con el ritual anual conmemorativo del compañero asesinado en Pinamar hace 23 años.

Cabezas fue víctima de un crimen político ordenado por el multimillonario Alfredo Yabrán, quien tenía los más altos vínculos políticos y una policía propia, al mando de Gregorio Ríos, para advertir, sino reprimir, a quienes consideraba adversarios.

El cadáver del fotógrafo que trabajaba para la revista Noticias fue hallado calcinado en el interior de un Ford Fiesta. Estaba con las manos esposadas a la espalda. Recibió dos balazos en la cabeza.

El asesinato ocurrió durante la segunda presidencia de Carlos Menem y la segunda gobernación bonaerense de Eduardo Duhalde. "Me tiraron un cadáver", exclamó tiempo después el dirigente peronista en alusión a que el homicidio del fotógrafo obedeció a una operación para perjudicar su carrera política. El menemismo era el acusado tácito del ex gobernador.

Duhalde perdió las elecciones de 1999 para la Presidencia, pero se recompuso gracias a la rosca y llegó a la primera magistratura sin votos: el Parlamento lo eligió para cubrir la acefalía. Su suerte quedó definitivamente clausurada luego, por el doble homicidio de los militantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, en junio de 2002.

José Luis Cabeza entró en la lista de enemigos peligrosos de Yabrán cuando se publicó una fotografía que le tomó al empresario en la calle. "Que me saquen una foto es como si me pegaran un tiro". La expresión que le adjudican a Yabrán evidencia la idea del empresario sobre el trabajo de la víctima.

Yabrán se suicidó cinco días después de que le dictaran una orden de detención mientras lo investigaban como autor intelectual del homicidio. Su jefe de Seguridad, Gregorio Río fue condenado a perpetua, como los miembros de la banda Los Horneros, a los que contrató para ejecutar el crimen a pedido de su jefe.

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