"Ninguno de los 15 homicidios en las cárceles de Mendoza que llegaron a la Corte Interamericana fue investigado"

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Fernando Peñaloza, abogado querellante en la causa por la investigación de la muerte del Perro Videla.

Ricardo David Videla Fernández, conocido como el Perro Videla, fue el primero de los menores cuya condena a perpetua motivó la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a Argentina -murió con un cinturón al cuello el 21 de junio de 2005, en una celda del módulo 11 A de máxima seguridad de la Penitenciaría de Mendoza-, que condenó al Estado por no investigar el caso y ordenó que la causa continuara para determinar las responsabilidades en el hecho.

No obstante, esta semana se conoció en Mendoza que por tercera vez un fiscal ordenó archivar la investigación, aunque Fernando Peñaloza, a cargo de la querella en la causa por parte de la familia de Videla, insistirá con que la pesquisa siga, según adelantó. Para ello hay tres instancias: juzgado de garantías, cámara de apelaciones y Corte provincial.

"El Ministerio Público de Mendoza está obstinado en no investigar. Se ha focalizado en determinar la posibilidad de un suicidio o homicidio, pero no quiere investigar las condiciones en las que él estaba encerrado y las cuales supuestamente llevaron a un suicidio. Lo alarmante es que se está incumpliendo una condena. La Justicia mendocina parece no sentirse parte del sistema interamericano", señaló Peñaloza en diálogo con Radio Nacional.

El Estado Nacional se sometió al fallo de la Corte Interamericana y pagó las indemnizaciones correspondientes. No obstante, en la justicia local no se avanzó con la investigación de lo que ocurre dentro de las penitenciarías.

"Ningún homicidio ocurrido en las cárceles mendocinas, hay 15 casos que han llegado al sistema interamericano, ha sido investigado por la justicia de Mendoza, sólo uno de ellos, en la cárcel de Gustavo André, llegó a juicio oral", indicó Peñaloza.

Una carta reveladora

Unos días antes de que los guardiacárceles hallaran a Videla colgado en una vetana, éste había escrito dos cartas en las que pedía el cambio de prisión porque tenía miedo de que lo mataran. "Ambas notas fueron entregadas a su madre, Stella Maris. Una de ellas era un pedido de hábeas corpus para presentar al juez. En ambas decía lo mismo: que temía por su vida", reveló en 2006 el diario Página 12.

En la misma nota se cita la conclusión del perito de la policía científica mendocina Gustavo Olguín Massotto, quien detectó:

"1) Ausencia de surco en profundidad en el cuello, típico del ahorcamiento por suspensión.

"2) En su lugar, encontró coloración rosada, que indica “un auxilio inmediato o una constricción no por suspensión sino mecánica”, y de inmediato aclara: “Puede ser tirado manualmente o atado en algún lugar y tirado del cuerpo. Puede haber sido jalado con el cinto desde atrás, se pone el lazo y se jala desde atrás por otra persona”.

"Massotto encontró una parte del cinto, de unos 42 centímetros de largo, atada a una de las rejas de ventilación, a 2,18 metros del piso. La otra parte del cinto, de 85 centímetros, junto al cuerpo del Perro. Según el oficial Alvea, el corte se había producido por tracción, al intentar bajar el cuerpo. Según la hipótesis sugerida por el perito, el corte se produjo con el cinto separado del cuello, para enmascarar el hecho.

"3) El lugar donde apareció el cinturón anudado a la reja era el más incómodo, el centro de la reja, teniendo en cuenta que en un extremo había un banco fijo y en el otro un inodoro.

"4) Pero además, no se hallaron pruebas de que Videla se hubiera trepado para arrojarse porque “no se encontraron indicios como marca de calzados ni en las paredes ni en los asientos”.

"5) La lesión en el cuello responde a la asfixia mecánica por detrás, pero el perito dedujo que podría haber actuado más de una persona porque no se encontraron rastros de defensa en el cuerpo. “Si fue colgado, fue colgado por varias personas y cuando estaba inconsciente o sin vida”, dijo el perito, pero inmediatamente agrega que,

"6) 'si estuvo colgado debería aparecer alguna lesión de color más blanquecina porque es postmortem, pero la marca que presenta el cadáver para mí es vital'. El perito señala que 'existe la posibilidad de que nunca haya sido colgado el cadáver', y de inmediato describe cómo cree que ocurrió todo:

"'Que lo haya asfixiado mecánicamente otra persona jalando desde atrás, luego anudado el cinturón en la rejilla de la ventana y haber jalado hacia abajo para producir la rotura del cinturón. Después haber dejado el cinturón junto al cuerpo (...). Si toman la precaución entre tres o cuatro personas pueden neutralizarlo abrazándolo o inmovilizándolo en el piso, boca abajo traccionando desde atrás con el cinturón'”.

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