Se trata de en ex presidiario que fue detenido y presentado en los medios como el matador del caso que removió las estructuras policiales y judiciales de la Provincia. Opinión
Un fiscal apretado por la política, un gobernador amenazado por las elecciones, un sector interesado en la mano dura, otro en que no suceda, un montón de títulos, una marcha con respeto, un inadmisible ataque físico a funcionarios, foto, foto, fotos, una y otra reunión de tipos con trajes más caros que los sueldos juntos de dos maestros que se inician y otros títulos en papel, multimedia, por la televisión, por la radio y hasta por el parlante del furgón del verdulero que hace la diaria en la Sexta, en "las inmediaciones", diría un diario cansado, del lugar donde asesinaron a Sebastián Prado, protagonista de un caso que desparramó esquirlas mucho más allá del cerco de las estadísticas de la seguridad.
Después de la vorágine precedente, apareció el anuncio: un testigo dijo quién mató a Prado y quién lo ayudó a escaparse y una "serie de allanamientos" arrojó como resultado la detención de los sospechosos. Un principio de reparación de los daños del crimen, sería, en términos del manual de marketing para el tratamiento de una causa sensible para la sociedad, como es la seguridad.
Pero no. Los denunciados por un "buchón" desinteresado en recompensas, aseguraron quienes dicen conocer el expediente, parece que no son lo que les endilgan.
Y, entonces, el autor de los disparos contra el médico del hospital Central ya no está detenido. No es el autor del crimen. Y su cómplice, aún detenido, parece que no fue su cómplice. Y, claro, si A no fue el autor, B jamás pudo ser cómplice de A, aunque fuere el cómplice del homicida. Aunque tampoco parece certera esa sospecha, al menos desde los informes que surgen de las fuentes vinculadas al caso, que anticipan una casi segura liberación del supuesto cómplice.
Resulta que Yoni (el autor que no fue) tiene cómo probar que estuvo trabajando en un café del centro mientras mataban a Prado en su casa, a metros de la calle Perú, en la Sexta Sección, con mucha más contundencia que la de los elementos en poder del fiscal Daniel Carniello para incriminarlo. Yoni tiene prontuario y estuvo en la cárcel, pero jura que en este caso no tuvo nada que ver. Al fiscal no le quedó más que darle la razón en virtud de la calidad de los elementos para refutar la versión de su imputado.
El mismo día del nacimiento formal de la Policía Judicial de Mendoza, este viernes, se conocía que las pistas que resolverían el caso del médico estaban desviadas. El publicitado principal sospechoso del crimen era liberado al mismo tiempo que firmaban el Ejecutivo y la Corte el traspaso de la división Científica de la Policía a la órbita de Procuración.