Por Juan Villalba Filippini*
1- Anote en un papelito el nombre y oficio del entrevistado. Ahorre el esfuerzo de memorizarlo. En caso de perder el papelito, utilice expresiones como "señor", "señora" y "en su profesión...".
2- Haga una lista de preguntas muy generales, del tipo "¿cómo se encuentra su carrera?" o "¿cómo ve el país?. Con diez está bien. En el momento de la entrevista, respete a rajatabla el orden. Si el entrevistado le dice que ya contestó una pregunta, diga "sí, claro, pero para Doña Rosa..."
3- No preste atención a las respuestas. Eso no le importa a nadie, ni al entrevistado, ni al público ni mucho menos a usted. Cuando se produce una pausa breve, es porque se está reflexionando. Cuando la pausa es larga, continúe con la siguiente pregunta.
4- Si el entrevistado utiliza una expresión coloquial o hace un juego de palabras (por ejemplo, "flojo de papeles"), ríase con claridad. Eso reforzará los vínculos y hará sentir al entrevistado importante o, por lo menos, facilitará que la nota llegue a su fin.
5- En el caso de que el entrevistado lo sorprenda con un "¿usted qué opina?" o "¿por dónde iba?", simule un ataque de tos que permita cambiar el tema por el de su propia salud, aunque sin exagerar. Si la pregunta es "¿conoce a este autor?, responda con un "sí, claro", como si lo conociera de toda la vida. En todos estos casos, evite el poco cortés: "aquí las preguntas las hago yo".
6- Si el entrevistado tiene más de 50 años (más o menos), corone la entrevista pidiéndole un mensaje para los que recién se inician y entrecierre los ojos como dándole trascendencia al asunto. Si tiene menos de 50 años, pregúntele por sus referentes. Si en este último caso, se produce la eventual respuesta "y... de todo", no insista. Siempre podrá titular: "Fulano de Tal: todo me interesa".
*Colaboración desinteresada y entusiasta de Juan Villalba Filippini, quien escribió en su perfil de Facebook esta reseña aplicable a muchos, demasiados, medios de comunicación, y nos permitió compartirla.