
Durante los últimos años, Argentina mantuvo una relación tensa con los mercados internacionales. El contexto de controles de capital, altos niveles de incertidumbre macroeconómica y una política cambiaria rígida redujeron significativamente el atractivo del país como destino de inversión, remarcó la calificadora MSCI, del JP Morgan, en un informe al mercado.
El informe llegó al mercado cuando el gobierno de la Argentina está a la espera de un cambio de calificación para competir por deuda con las naciones con economías consideradas emergentes. El presidente Javier Milei dice que eso le va a traer dólares para mantenerse, lo mismo decía Mauricio Macri, hasta que en 2018 consiguió la nota que buscaba, a la vez que su gobierno entró en picada con el modelo económico desnudo: el carry trade se terminó y cayó todo el dominó, que había armado Luis Toto Caputo, ministro de Economía, entonces y ahora nuevamente.
En conclusión, la calificadora dice que Argentina ha dado señales de apertura al flexibilizar ciertas restricciones impuestas en años anteriores. El levantamiento parcial de los controles de capital y el nuevo régimen cambiario son pasos relevantes hacia una mayor integración financiera. No obstante, subsisten desafíos estructurales vinculados a la transparencia, la estabilidad normativa y la previsibilidad macroeconómica.
La nota para conseguir más deuda
El impacto de estas medidas dependerá de su continuidad en el tiempo y de la percepción de los actores internacionales sobre el compromiso argentino con una economía más abierta y competitiva.
- Desde septiembre de 2019, Argentina aplicó controles estrictos al flujo de capitales. Para los inversores internacionales, esto significó un entorno restrictivo donde la repatriación de utilidades, el acceso al mercado financiero local y la entrada de nuevos capitales se volvieron procesos engorrosos o directamente inviables.
- Desde abril de 2025, el Gobierno argentino dio señales de apertura financiera: los inversores del exterior pueden volver a mandar al extranjero los dividendos que generen este año. Eso suena bien, pero hay que decirlo claro: la cosa todavía no está fácil. Sobre el cepo, dice la calificadora estadounidense: se destrabó una parte, pero para los capitales extranjeros sigue siendo engorroso hacer negocios en el país.
Ganancias atrapadas
Lo que se habilitó es la posibilidad de enviar al exterior dividendos generados desde el 1° de enero de 2025. ¿Y todo lo que se ganó entre 2019 y 2024? Sigue bloqueado. Para muchas empresas que ya venían operando en el país, esto significa que tienen millones de dólares parados, sin posibilidad de moverlos.
Papeleo y trámites que demoran
Para poder sacar los dividendos, hay que pasar por varias ventanillas: Banco Central, AFIP, certificaciones, registros y más formularios. Esto no solo demora, sino que agrega costos y una buena cuota de incertidumbre. Si bien es legalmente posible, el proceso no es para nada automático ni sencillo.
Grandes fondos lo sienten más
Para los fondos de inversión chicos, estas trabas tal vez sean manejables. Pero los grandes jugadores internacionales, que mueven millones y buscan flujos claros y rápidos, ven esto como una barrera importante. Muchos directamente siguen dejando a Argentina fuera del radar.
Rompecabezas
Aunque el país ahora tiene un esquema de flotación administrada del dólar, no hay un mercado offshore transparente ni líquido, como sí existe en otros mercados emergentes. Esto hace que las operaciones financieras, la cobertura de riesgo cambiario o la repatriación de capitales sean, en el mejor de los casos, complejas. En el peor, directamente imposibles.
Entonces, ¿vale la pena?
La medida oficial es un paso adelante, sin duda. Pero no alcanza. Para que Argentina vuelva a captar inversiones grandes y sostenidas, se necesita algo más que gestos. Hace falta reglas claras, procesos simples y un mercado cambiario con funcionamiento normal.
Por ahora, muchos inversores siguen mirando desde afuera, esperando señales más firmes. Porque por más que la puerta se haya entreabierto, todavía cuesta bastante cruzarla.