El príncipe Juan Carlos de Borbón fue el principal informante de Estados Unidos sobre los movimientos del dictador Francisco Franco, quien lo había designado su sucesor, según documentos de la inteligencia estadunidense de los años 70 divulgados el domingo por el sitio de Internet Wikileaks.
El diario digital español Público, que realizó un análisis de los cables diplomáticos de la época en que Henry Kissinger era el secretario de Estado de Estados Unidos, señaló que el heredero del dictador se convirtió en el mejor informante de Estados Unidos, con la esperanza de que con su lealtad ganaría el respaldo de Washington tras la muerte de Franco.
En uno de esos cables, Kissinger comunicó a Wells Stabler, embajador estadunidense en Madrid de 1975 a 1978: "Estamos de acuerdo en que tus contactos con el príncipe deben ser tratados con la mayor discreción. Estos informes tienen enorme valor para Estados Unidos".
Así, el 5 de noviembre de 1975 el príncipe Juan Carlos reveló (a Stabler) cuáles iban a ser los movimientos de Franco respecto del Sahara, justo cuando las relaciones con Marruecos atravesaban un momento crítico y el caudillo estaba a punto de morir.
Y siete días después de que el dictador sufriera un ataque al corazón, el 16 de octubre de 1975, el príncipe, quien había sido designado por Franco para sucederle, envió a su confidente José María de Areilza, conde de Motrico y futuro ministro del Exterior, a ver a Stabler para darle un parte de la evolución clínica del caudillo.
Juan Carlos comunicó al embajador el plan que había trazado con el marqués de Villaverde, yerno y médico de Franco, para conseguir que firmara su renuncia antes de morir.
Los contactos entre el entonces príncipe y la inteligencia estadunidense comenzaron, afirma Público, en 1974, sobre todo a partir de julio, cuando Franco sufre una recaída y se ve obligado a ceder por primera vez de manera temporal el mando a Juan Carlos, quien subió al trono el 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte del dictador, quien gobernaba el país desde 1939.
Los documentos muestran que Juan Carlos era la gran apuesta para España de Washington, interesado en que el país ingresara a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para garantizar el mantenimiento de sus bases militares en territorio español. La relación entre el monarca y el Departamento de Estado continuó siendo muy estrecha tras su llegada al trono.
Así, en un cable Kissinger pedía a su embajador en Madrid que transmitiera a Juan Carlos la necesidad de mantener a los extremistas de derechas e izquierdas bajo control.
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, salió en defensa del rey Juan Carlos y de la monarquía española, en un momento en que ésta atraviesa su peor crisis de imagen.
Rajoy subrayó el papel que ha tenido el rey en la transición española y después, "cuando sucedieron acontecimientos que no nos gustaría que volvieran a ocurrir, como el del 23 de febrero de 1981, cuando el rey puso fin a una intentona golpista".
"Este papel demuestra quién es el monarca, y desde luego creo que la gran mayoría de los españoles apoya a una institución que ha sido muy útil y muy provechosa para nuestro país", agregó.
Tomado de Jornada