Boca salió campeón de la Copa Argentina en una escandolasa final contra Central, en la que tuvo incidencia determinante el árbitro Ceballos. Los dos goles de Boca (Lodeiro, de penal, y Chávez) fueron fruto de pifias arbitrales, mientras que a los rosarinos les anularon un gol de Marcos Rubén por off side falso.
[iframe src="https://www.youtube.com/embed/videoseries?list=PL-rjUQEdmxgoF2uvOKXC1AEQv5KbHXxZr" frameborder="0" allowfullscreen][/iframe]El juego entre los xeneizes y los canallas no resiste ningún análisis técnico ni deportivo. El árbitro inclinó la cancha a favor de Boca desde el inicio con su actitud y rápidamente corroboró el prejuicio con sus fallos. Amonestó al delantero rosarino Larrondo cuando cayó por un empujón de Cata Díaz. A continuación anuló un gol de Central por supuesto off side.
Y a renglón seguido le dio un penal a Boca por una supuesta falta que como fuese se produjo fuera del área. Dos errores en la misma jugada. Lodeiro hizo el gol de penal y lo gritó como si fuese el fruto de un gran mérito, cuando fue otra cosa. Y el partido se desvirtuó, soltó la mayoría que veía el juego. Y si.
Al final del partido, con Central jugado en ataque en busca del empate, Andrés Chavez festejó como un gol en el Mundial la segunda conquista de Boca, en clarísima posición adelantada. El entrenador Chacho Coudet denunció robo en la televisión. Y no pifió: a Central le robaron la final los que perdieron la vergüenza en la AFA.