Un tribunal le dio domiciliaria al genocida Etchecolatz

Share
Tiempo estimado de lectura: 3 minutos

El repreresor Miguel Etchecolatz fue mandado a su casa por un tribunal de La Plata.
El repreresor Miguel Etchecolatz fue mandado a su casa por un tribunal de La Plata.

El Tribunal Oral Federal 1 de La Plata concedió finalmente el beneficio del arresto domiciliario al represor Miguel Etchecolatz, quien cumple cuatro condenas a reclusión perpetua por delitos de lesa humanidad y genocidio cometidos durante la última dictadura militar.

La noticia generó el inmediato repudio de organismos de derechos humanos, que se habían manifestado ante el tribunal de la calle 4 entre 51 y 53, los que advirtieron que esta decisión "abre la puerta" para que la mayoría imputados de La Plata tenga el mismo destino.

"Más allá de la edad y de su salud, se trata de una persona que sigue cometiendo delitos, porque la desaparición forzada y la sustracción de la identidad cesan cuando sabemos el destino de los chicos apropiados o de los detenidos. El sabe todo eso y lo calla", sostuvo Guadalupe Godoy, abogada de la familia del testigo desaparecido Jorge Julio López.

Etchecolatz, mano derecha del temible Camps

Miguel Etchecolatz se desempeñó durante la última dictadura militar como director de Investigaciones de la Policía Bonaerense con el grado de comisario general, cargo desde el cual se convirtió en la mano derecha del general Ramón Camps.

En virtud de tal cargo, Etchecolatz fue responsable del operativo que derivó en "La Noche de los Lápices" y del funcionamiento de los 21 campos clandestinos de detención en la provincia.

El expolicía fue condenado en 1985 a 23 años de prisión por graves violaciones a los derechos humanos en 73 casos, pero luego quedó en libertad al recibir el beneficio de la ley de Obediencia Debida, bajo el Gobierno de Raúl Alfonsín.

En agosto de 1997, Etchecolatz promocionó su libro denominado "La otra campana del Nunca Más", a través del cual intentó dar una visión desde la dictadura sobre los desaparecidos para confrontarla con la investigación realizada entonces por la Conadep.

En mayo de 2000, el entonces juez federal Humberto Blanco inició un proceso contra Etchecolatz por el homicidio de Diana Teruggi, el 24 de noviembre de 1976, y la desaparición de su bebé Clara Anahí Mariani.

Además se lo acusó de la privación ilegal de la libertad, torturas y homicidio de Patricia Dell Orto, Ambrosio De Marco, Nora Formiga, Elena Arce y Margarita Delgado; y la privación ilegal de la libertad y torturas de Nilda Emma Eloy y Jorge Julio López, quien permanece desaparecido luego de brindar un testimonio clave en el juicio contra el represor.

La megacausa que lo llevó a prisión

A raíz de la nulidad de la Obediencia Debida dictada por el Congreso, en marzo de 2004 la Cámara Federal de Buenos Aires decidió reabrir el expediente de la megacausa Camps, que en los años 80 investigó el accionar de la Policía de la provincia durante la dictadura.

La megacausa Camps quedó en manos del juez federal de La Plata Arnaldo Corazza, quien en septiembre de 2004 ordenó la detención de los condenados, comunicándoles que volvían a cumplir la pena, aunque Etchecolatz consiguió entonces el beneficio del arresto domiciliario al superar los 70 años de edad.

El de Etchecolatz fue el segundo caso de juicio oral y público por violaciones de los derechos humanos -el primero fue el "Turco" Julián- celebrado tras la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

El 19 de septiembre de 2006 fue hallado culpable y condenado a prisión perpetua a cumplir en la cárcel de Marcos Paz: la sentencia del Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata declaró por primera vez en la historia argentina que fueron "delitos de lesa humanidad cometidos en el marco de un genocidio".

Luego, sería condenado a prisión perpetua en el juicio por 130 delitos de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención conocido como La Cacha, y a la misma pena en el juicio por 281 delitos en el Circuito Camps, que abarcó varios centros clandestinos próximos a la capital bonaerense.

Fuente: Ámbito

Share