Por Javier Polvani
@javierpolvani
Los intendentes peronistas de Mendoza aparecieron para sostener la política salarial de Alfredo Cornejo cuando el presidente Mauricio Macri la había condenado. El Gobernador chocó con el Presidente, su principal socio político en la coyuntura, por los salarios docentes, ya que desde la Nación no se escuchó el reclamo de poner un techo enano, muy por debajo de la inflación, a las negociaciones de forma de condicionar a la baja las negociaciones provinciales con los docentes.
En esa instancia, los intendentes peronistas le tendieron la mano, no desinteresadamente. Los peronistas que gobiernan tienen planes de ajuste para sus dependientes similares a los del mandatario provincial y al de los empresarios que en la Provincia tienen el poder para condicionar a los gestores electos por el pueblo. El jueves, mientras Macri encabezaba la puesta en escena por la ampliación del mínimo para pagar el impuesto a las ganancias con los gordos del sindicalismo y varios gobernadores del palo y cooptados, Cornejo estaba en el palacio gubernamental de calle Peltier con los 18 intendentes -seis peronistas, uno del Pro, uno del Frente Renovador y el resto radicales- con el objetivo de dar una señal al mercado laboral de la provincia. Entre todos, fijaron en 22% dividido en dos veces el techo para los aumentos a los trabajadores municipales.
Cornejo consiguió de los intendentes peronistas lo que Macri le negó: un techo corto para las paritarias del Estado, que luego son tomadas de referencia por algunas patronales privadas para la discusión con los representantes de su mano de obra. El ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich, le pateó el tablero de las paritarias a Cornejo con una oferta a las federaciones de gremios docentes del 40% para el año (29% de inmediato y 11% desde julio).
El jueves, el diario La Nación reflejó que “entre los gobernadores que hicieron sentir su enojo con más fuerza (por el ofrecimiento de Bullrich a los docentes) hay aliados de la Casa Rosada, como el mendocino Alfredo Cornejo; mandatarios de buena sintonía con Mauricio Macri, como el cordobés Juan Schiaretti, y opositores duros, como la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kichner”.
El enojo de Cornejo fue expresado con un gesto público: el mendocino que viajará a ver al papa Francisco como invitado especial de Macri, le hizo un desplante al Presidente el día menos pensado, cuando se hizo el anuncio de la eliminación del impuesto a las Ganancias para unos 180 mil asalariados de todo el país. Cornejo mandó a la vicegobernadora Laura Montero al acto en la Casa Rosada. Quienes conocen la interna entre el gobernador y la vice le adjudican un valor más alto al desprecio de Cornejo a Macri
Los intendentes peronistas se aliaron con Cornejo para bajar las expectativas salariales en la provincia, además de asegurarse fondos en sus municipios para otros gastos después de pagar salarios a los trabajadores. El Sindicato de Municipales suele ser uno de los que peor arregla cada año desde que se reinstauraron las paritarias, hace 12 años. Antes la política salarial la definían las patronales y los trabajadores acataban o protestaban, pero sin ámbito para debatir sus posturas.
A la par de los intereses particulares de la política de Cornejo y los intendentes, hay sobre los dirigentes que gobiernan una fuerte presión del establishment local -dueño de los medios de comunicación y de las licitaciones más caras del Estado- para desinflar las expectativas salariales de la mano de obra. Si el Estado fija en 22% el techo de las paritarias e incluye cláusulas que gambetean a las causas justificadas por la Ley para tomar licencia o cambiar de función, como en el caso de la paritaria docente, los empresarios replicarán el modelo con más rigor sobre sus obreros.
Como muestra un botón: cuando el radical Roberto Iglesias con Enrique Vaquié (actual “superministro” de Cornejo) como ministro de Hacienda rebajó los salarios de los estatales en 2001, la corporación más dañina a los intereses generales de la población mendocina (el Grupo Uno, de Daniel Vila y José Luis Manzano) no tardaron más que unas horas en copiar la medida y aplicarla a sus empleados.
La alianza de los intendentes peronistas con Cornejo para pisar las paritarias deja en posición más que incómoda a la dirigencia y militancia del Partido Justicialista que trata de reanimarse luego del golpe mortífero propinado por las urnas en 2015. ¿Cómo ponerse del lado de los trabajadores contra la política de aplastamiento salarial de Cornejo si los intendentes del partido están bancándola? El Frente de Izquierda y de los Trabajadores recorre la provincia con un carrito levantando heridos con ganas de levantar banderas de oposición a la política económica y social de Macri y Cornejo amparada por los jerarcas del peronismo nacional y provincial.