Marta Argerich, de 74 años, presentó en la sala La Ballena Azul del Centro Cultural Kirchner un magnífico concierto transmitido en vivo por la TV Pública -en Mendoza se vio también por Acequia TV- y espacios INCAA.
Argerich, cuyas apariciones en los escenarios argentinos son contadas, se presentará dos veces en Buenos Aires en 2015.
Además del concierto de este viernes, la pianista está programada junto con el director de orquesta argentino-israelí Daniel Barenboim el domingo 26 en el teatro Colón, sala con la que retomó en 2014 una relación que se había interrumpido en 2005 (en 2012 Argerich ya había retornado al país en una gira que deliberadamente omitió pasar por Buenos Aires).
La actuación de la pianista en el CCK se concretó luego de sortear las peripecias ocasionadas en derredor de la serie de conciertos que había sido proyectada para mayo y de las que Argerich desistió luego de que desde algunos medios se revelara -con lenguaje policial- el presunto monto del cachet de los artistas involucrados.
"Esta gran artista debe padecer en su propio país un maltrato que no merece", reflexionó entonces la ministra de Cultura, Teresa Parodi, que consiguió la reprogramación del histórico concierto.
Así, finalmente, Argerich y su colega Eduardo Hubert consensuaron un repertorio con títulos de Luis Bacalov, Astor Piazzolla y el propio Hubert.
La primera parte del concierto comprendió la obra "Fauretango", de Hubert. Y luego "Astoreando", de Bacalov (a dos pianos, por Hubert y Bacalov) y "Tres minutos con la realidad", de Piazzolla, por Argerich y un grupo de cuerdas.
En la segunda parte Argerich hizo dúos de piano con Hubert y ambos fueron acompañados por la orquesta, con dirección de Bacalov. Se escucharon obras de este compositor: "Il Postino" y "Porteña" (compuesta para dos pianos y orquesta, comisionada por la Orquesta Sinfónica Nacional a Bacalov y dedicada por el compositor a la propia Argerich).
[youtube]ZUTI-BVvUGY[/youtube]La historia de una artista mundial
Argerich nació en Buenos Aires el 5 de junio de 1941 y tuvo a su madre como primera maestra de música.
En 1955, el presidente Juan Perón envió a su padre como agregado económico a la embajada en Viena (Austria) con el objetivo de asegurarle a Argerich la mejor educación musical.
Allí comenzó a estudiar con el maestro austríaco Friedich Gulda, su mentor. Más tarde, en Ginebra, continuó sus estudios con Madeleine Lipatti y Nikita Magaloff. En Buenos Aires, Vicente Scaramuzza los había precedido en la misma tarea de contener el espíritu rebelde de la alumna.
En 1957 ganó el Premio Busoni de Bolzano y el concurso de Ginebra; en 1965 se adueñó del premio Chopin de Varsovia. A los 24 años ya era una pianista reconocida internacionalmente.
A principios de los años 80, Argerich decidió no hacer más presentaciones como solista y así lo cumplió hasta marzo de 2000 cuando tuvo una triunfal reaparición en el Carnegie Hall de Nueva York. Desde entonces selecciona con rigor cada una de sus presentaciones en público.