El tratamiento a los divorciados vueltos a casar quedó en el centro de las intrigas palaciegas del sínodo de obispos

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La postura de la Iglesia sobre los divorciados vueltos a casar se convirtió en uno de los temas controversiales del Sínodo luego de que el propio papa Francisco pidiera a los 270 participantes con derecho a voto "no reducir el horizonte como si el único problema fuese la comunión a los divorciados vueltos a casar o no" ya que "el horizonte es más amplio".

En julio pasado, de todos modos, el pontífice había asegurado que los divorciados que se vuelven a casar "siguen formando parte de la Iglesia" y no deben ser tratados como excomulgados.

"Es necesario una fraterna y atenta acogida, en el amor y en la verdad, hacia estas personas que en efecto no están excomulgadas, como algunos piensan: ellas forman parte siempre de la Iglesia", pidió el Sumo Pontífice durante una de las audiencias generales de verano celebrada en la sala Pablo VI.

Los 13 "círculos menores" en los que los más de 300 participantes del Sínodo se agrupan en base a un criterio idiomático comenzaron ayer la discusión sobre la última parte del "Instrumentum Laboris", que trata sobre "la misión de la familia hoy", en la que se incluyen temas considerados centrales para el Sínodo, como homosexualidad y divorcio.

Una vez concluida las deliberaciones sobre la tercera parte del "Instrumentum", la comisión encargada de redactar el documento final del Sínodo preparará el texto que se pondrá a votación de los 270 participantes con derecho a voto en la tarde del sábado 24 para luego ser dado al papa Francisco.

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