Por Gabriela Valdés
@GabiValdes
Los hinchas de fútbol tienen el banderazo. Y las reinas el vidrierazo. A pocos días de la Fiesta Nacional de la Vendimia, que coronará a la más linda de las que se animaron a presentarse en los concursos de belleza de cada comuna, las vidrieras de Mendoza ofrecen entre los saldos de fin de temporada de zapatos, guardapolvos, útiles y trajes para la dama y el caballero las fotos de las candidatas candidatas al cetro que hoy ostenta la rubia Wanda Kaliciñsky.
Fulana primera, Mengana segunda y Sultana tercera, para no hacer favoritismo con ninguna, lucen en retratos abriéndose paso entre los productos ofrecidos en negocios ubicados, sobre todo, en las arterias por donde pasará el desfile de carros de la Vía Blanca y el Carrussel.
Este año el proselitismo real se emparentó incluso al que suelen desplegar los partidos políticos cuando se acercan las elecciones, pegoteando columnas y espacios libres de las porterías de los edificios. Allí donde uno se animó y puso su reina, la pegatina se extendió por efecto contagio y pueden verse rubias, morochas y castañas superpuestas con la otra en papeletas que en una semana habrán quedado en el olvido del público, pero aferradas con buen pegamento a las paredes.
Una muestra más de que el vidrierazo quedó chico: los negocios que vieron la veta comercial expusieron en pantallas led a las reinas junto con marcas y auspiciantes que eligieron eslóganes vendimiales para la ocasión. Ah, Luján, Clin caja, Rivadavia y Tunuyáaaan!
También están las publicidades clásicas llenando los pocos espacios que quedaban libres: los carteles luminosos gigantes de las avenidas también han sido cooptados por publicidad de las candidatas. Del vidrierazo a la pegatina, a la pantalla led, a los carteles luminosos y la publicidad en los micros, todo sin escalas y sin dosificar, hasta el domingo, hasta el lunes a más tardar, cuando otras noticias se devoren esa parafernalia visual y una nueva plebeya sea coronada sobre las demás.